Gerardo Vargas Landeros, el actual alcalde de Ahome, se ha posicionado como uno de los líderes políticos más destacados de Sinaloa. Su gestión ha sido reconocida tanto a nivel local como nacional, lo que le otorga un respiro frente a las críticas y a las presiones propias de una carrera política intensa. Sin embargo, el reconocimiento y la buena evaluación no son suficientes para que se sienta completamente resguardado. Las inquietudes que podrían rondar su mente provienen, sin duda, de su propio partido, Morena, donde la elite política parece estar moviendo las piezas del ajedrez a su alrededor, tal vez sin la intención de favorecerlo.
La política es, en esencia, un juego de percepciones y estrategias, y Vargas Landeros se encuentra en el umbral de un camino que podría llevarlo a la candidatura a la gubernatura en 2027. No es descabellado pensar que, como buen político, se mueva en un entorno con múltiples opciones: ser candidato a gobernador o, en caso de no lograrlo, volverse un aspirante a senador. Pero aquí es donde la mesa se carga de complejidades, ya que los equilibrios internos y las luchas por el poder dentro de Morena son más intensas que nunca.
En el panorama actual, varias figuras emergen como potenciales contendientes de Vargas Landeros. Desde la senadora Imelda Castro hasta la diputada María Teresa Guerra, todos enmarcan un escenario competitivo. Sumémosle a esto la figura de Estrella Palacios, presidenta municipal de Mazatlán, y los incómodos desafíos que representan otros actores como Enrique Inzunza y Feliciano Castro. Ante esta constelación de aspirantes, ¿quién realmente tiene la ventaja?
El primer obstáculo significativo que deberá enfrentar Vargas Landeros es la política de género, un tema que está empezando a cobrar fuerza en la arena política nacional. Morena tiene la tarea de definir, entre octubre y diciembre de 2026, si sus candidatos serán hombres o mujeres en las 16 gubernaturas que se disputarán. En este sentido, Sinaloa se convierte en un campo de batalla simbólico. ¿Se permitirá que un hombre como Vargas Landeros aspire a la gubernatura en un contexto donde se ha argumentado que nunca una mujer ha gobernado el estado? La balanza podría inclinarse de manera inesperada.
El hecho de que Rubén Rocha, actual gobernador, sea hombre, podría convertirse en un argumento sólido en favor de las candidaturas femeninas. Aunque el juego se mueve en el ámbito nacional, el impacto de estas dinámicas locales no debe subestimarse. Así pues, el futuro político en Sinaloa se verá influenciado no solo por las personalidades, sino también por las decisiones estratégicas que tome la dirigencia nacional de Morena.
Sin embargo, la especulación sobre una inminente crisis o un desmoronamiento político debido a la reunión en Ahome, de diversas personalidades políticas locales y nacionales del morenismo, resulta ser, más bien, una proyección fantasiosa alimentada por el alarmismo generado en torno a la inseguridad y la violencia. En este clima, los movimientos políticos se vuelven difíciles de prever. Los rumores acerca de "fuegos artificiales" políticos pueden provocar nerviosismo, pero en el fondo, la realidad sugiere que nada extraordinario está por suceder.
La hegemonía que ostenta el gobernador Rocha Moya contribuye a crear un ambiente donde las fuerzas políticas deben maniobrar con cautela. Cualquier intento de hacer predicciones sobre quién se alzará o caerá en el futuro resulta prematuro. Hasta principios del año próximo, lo que podemos esperar son escarceos, fintas y maniobras que, si bien no ofrecen definiciones claras, sí generan un atractivo indiscutible a la narrativa política.
Así que observemos con expectación cómo evolucionan los actores principales de esta película política en Sinaloa. Gerardo Vargas Landeros, como protagonista, debe sortear visitas de acusados "pretensos" sin dejar que el ruido le impida mantener la concentración. La incertidumbre es parte del juego y, al parecer, no hay prisa por llegar a conclusiones definitivas. Claro está, en política, todo puede cambiar de un momento a otro, y es precisamente eso lo que mantiene el interés vivo.