Ciudadanos de todo Culiacán, de todos los niveles sociales, en un movimiento con un enfoque eminentemente ciudadano, ¡¡ayer adquirió en miles de rostros anónimos un grito unísono “Queremos Paz!!”, “no queremos violencia”, “ya no más negocios cerrados” que cerraban con la demanda de fuera Rocha!!, que viva Culiacán!!
A Las voces también demandaban la unidad de todos y el respeto a la multitud para no alterar el orden, porque lo único quieren es que ya terminé la violencia, que se establezca la paz y que el gobierno se aplique en todas las demandas de la gente especialmente los desaparecidos, que familiares y amigos de los mismos, representaron un poderoso contingente en una manifestación, que con tan solo dos días de convocatoria fue multitudinaria.
“Queremos vivir sin miedo” fue el cierre con que se despidió una protesta que rebaso los 20 mil adultos y niños, rebasando los contingentes que el jueves también marcharon y tomaron el palacio de gobierno.
Ayer recorrieron, de ida y vuelta, de catedra a “la lomita” y viceversa, ratificándose la convicción de sacar adelante a Culiacán de la crisis de inseguridad y crimen, constituyéndose de hecho, en la fuerza que necesitaba toda la sociedad, para volcarse y ponerle un “hasta aquí” a esta situación, colocando con ello a los gobiernos estatal y municipal en el predicamento: se van o son parte de la solución.
Tal parecer que ya no hay marcha atrás, que si o si este conflicto se arregla como sea, el hartazgo ya colmo la inmovilidad y a partir del jueves pasado ya no hay marcha atrás en el ánimo social, situación que debe observarse por el gobierno con sumo cuidado, por todos los riesgos que implica.
Los sinaloenses y los culichis, están hartos, por lo que la autoridad debe cuidar mucho su comportamiento de aquí en adelante, ¿Por qué decimos esto?, porque la sociedad ya no soporta ni la estulticia, ni la indulgencia, ni la simulación de su parte, contra la violencia, la inseguridad y los criminales.
El sufrimiento de la sociedad ha sido tan grande en esta ola de violencia, después de más de 700 asesinatos, 800 desapariciones, 2200 autos robados y más de mil asaltos, que puede provocar no solo ya la salida del gobierno en el estado como en Culiacán, sino algo peor, un caos social y la ley de la selva, donde los que más sufrirían y pagarían las consecuencias, serían los más débiles, los de siempre.
Y esta perspectiva es preocupante, por la simple razón de que el gobierno Rochista ha sido insensible y cómplice, por lo que tendría que cambiar radicalmente con pasos decisivos para romper inercias y deshacer intereses, cumpliendo con su deber que debió asumir desde que llego.
Esta ecuación es muy delicada y difícil para el rochismo, porque significa dar un golpe de timón a su gobierno, lo que no se ve con mucha factibilidad, lo que significa ahora un factor que no está prácticamente en la ecuación de la solución.
Y si esto es así, las posibilidades de conciliar un acuerdo entre las facciones en pugna o que los mismos lo asuman, serian la única salida la otra es continuar peor con esta crisis, caer en el caos y que la inercia haga lo suyo, llegando a quien sabe que con un costo muchísimo mayor.