columna jose luis lopez duartePara mi amigo de siempre juan Manuel tong gastelum , un fuerte abrazo junto con toda su familia , por la lamentable perdida de su hermana Sandra DEP

“Del tamaño de los retos políticos que demanda el país, de ese tamaño deben ser las decisiones”. Así lo planteo un personaje de la vieja izquierda hace ya casi 40 años, por allá en 1987 cuando se constituyó el partido mexicano socialista (PMS) la última fusión de la izquierda radical del país, al mismo tiempo que al seno del PRI, surgía “la corriente democrática” que encabezaban Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, que meses después de romper con el PRI y coaligarse con el PARM, PPS y PFRCN, formaron el “frente democrático nacional” que en julio de 1988, derrotaría al PRI y que para no asumir dicha derrota realizaría el último gran fraude memorable del viejo régimen priista.

Fueron 1987 y 1988, dos años memorables de amplio debate político nacional sobre el fin de “la dictadura perfecta” que representaba el gobierno priista, que no hubo fuerza política que no lo discutiera y concluyera que había llegado el fin del régimen del partido único y el obligado relevo del PRI en el gobierno que se imponía.

Solo el PAN de Manuel Clouthier y el PMS de Heberto Castillo, no dieron el paso en esa ruta que imponía la historia en aquel momento. Tanto que tuvo que pasar casi un año para que rectificara Heberto Castillo para fusionarse con Cárdenas, mientras tanto Manuel Clouthier y el PAN se fueron solos hasta el final quedando en un tercer lugar después del fraude de Carlos Salinas. En último lugar, había quedado Doña Rosario Ibarra de Piedra, por el PRT (partido revolucionario de los trabajadores).

La historia había demostrado una vez más, que la unidad de la fuerza opositora al régimen en cuestión, es la única vía con posibilidades reales de lograr éxito en las transiciones políticas frente a un régimen autoritario.

Por eso fue un error del PRD y Cuauhtémoc Cárdenas en 1994, cuando todo indicaba que era Diego Fernández de Cevallos del PAN quien podía derrotar al PRI de Zedillo, como volvió en el 2000, cuando de nuevo el PRD y Cárdenas no optaron por la coalición electoral con el PAN y Vicente Fox.

La historia ya había demostrado en 1988, cuando el PAN y Clouthier no apoyaron a Cuauhtémoc Cárdenas, como sucedió en 1994 y luego en el 2000 con el PRD y Cárdenas, que la oposición no supo unificarse y así fueron los riesgos y las derrotas. Hasta que gano el 2000 Vicente Fox, habían pasado doce años que se vivieran al filo de un quiebre político del país.

Hoy, después de la desilusión de MORENA y López Obrador, cuando se vivieron cinco años de un gobierno que supuestamente transformaría el país y resulto un fiasco, de nuevo los errores de la ingenuidad y el cretinismo político abrazaron a todos los partidos opositores convirtiéndolos en veleta de sus propios intereses sin imaginar el monstruo antidemocrático y populista que había gestado con la 4T.

Por defender feudos, intereses y grupos de poder, carentes de ideología y proyecto político, enfrentaron al monstruo naciente con la credulidad de un régimen de alternativas políticas y un sistema electoral democrático, imágenes que la 4T ya había demolido y que construía una autocracia a la luz de todos.

Nadie lo vio, nadie lo quiso ver y a todos hizo presa de la maraña política en una elección de estado de la que ya no hubo salida y desde entonces, atrapo a todos creyendo que aún había peso para la resistencia civil que no alcanzo.

Hoy se vive un periodo de abandono en la derrota, tanto que aún no se asimila el tamaño del fracaso, creyendo que es factible lograr éxitos, cuando no hay alternativa para los ciudadanos y todo mundo resulta aplastado y cada quien su discurso queriendo sobrevivir algo que ninguno por si solo va a lograr mientras impere la desunión y peor, la división.