columna joseluisYa existen tres iniciativas en proceso para un pacto social contra la inseguridad, la violencia y la crisis económica que ha provocado, quizá con ángulos diferentes y propósitos también, pero todos por la inercia misma de los hechos, se mueven en el mismo sentido ya que adolecen del mismo problema: sus alianzas con el gobierno.

 

Todos ellos, con todos sus matices ideológicos, culturales y políticos en una cosa deben coincidir para unificar esfuerzos: se requiere al gobierno como aliado y guía.

 

El gobierno de Rubén Rocha, con todo su desgaste y perspectivas inciertas, paradójicamente es vital para ese gran pacto social que se debe construir.

 

Dialogar y llegar a un acuerdo con su gobierno es un imperativo simplemente por que todas las gestiones al final del día se institucionalizan y canalizan por el gobierno de Sinaloa, lo que impone no colocarlo como un adversario sino como un aliado central y en esa lógica los grupos de la sociedad, deben accionar.

 

Es cierto que la situación que se vive es de escándalo y de una gran emergencia que, por ese hecho, debiera en automático liderar el gobierno del estado todos estos esfuerzos, pero lamentablemente no es así y eso es un problema que no se debe eludir y abortar por los actores de la sociedad, llámese COPARMEX, CANACINTRA, “construyendo paz” y otros grupos, requieren asumirse como frente y conciliar los objetivos de las demandas.

 

Seguramente existen muchos resabios en contra del gobierno, pero los resabios no sirven para solucionar problemas y deben hacerse a un lado, como lo es también el sectarismo y el protagonismo por lo que se requiere mucha madurez.

 

Reunirse entre todos es un paso obligado e inmediato, trazar un acuerdo de trabajos e iniciar los contactos con el gobierno es el primer paso.

 

Desde un inicio se supo que este conflicto trascendía a Sinaloa y sus gobiernos municipales y estatal, que se trataba de un problema nacional, más allá de las fronteras y que contenía variables de efectos múltiples para los grandes problemas del país, principalmente su interrelación con los Estados Unidos, más ahora que a partir del 5 de noviembre se definió una política por Donald Trump, muy agresiva en contra de Mexico y su gobierno.

 

Por lo que no es caso simple hablar de pactos sociales, “acuerdos por la paz”, sino pensar seriamente en la profundidad que tiene el conflicto y que requiere mucha madurez y andar con “pies de plomo”.

 

Todos sabemos que el mes de enero será crucial para Mexico y por ello, mayor razón para obrar prudente e inteligentemente, sin crear más diferencias y conflictos cuando se pretenden soluciones. Ojalá y avancemos.