columna joseluisEl CGD (consejo general de delegados), convertido en consejo de huelga, después de haber acordado el martes emplazar a huelga general los trabajadores de la UAS para el 10 de diciembre, entregara hoy su emplazamiento y pliego petitorio, a la junta de conciliación y arbitraje, ante quien se realizaran las negociaciones para concluir el conflicto, antes o después del 10 de diciembre, si estalla la huelga, cuestión que está en chino, tanto por el diferendo de la UAS con el gobierno de Sinaloa, como por su debilidad financiera estructural que la hacen inviable.

 

Primero es que resulta absolutamente absurdo que teniendo un conflicto de la magnitud que existe por el gobierno con la UAS, que amenaza su autonomía y segundo, por que las finanzas universitarias con un déficit histórico producto de definiciones, una manejada erróneamente y otra profundamente equivocada, ocurrida la primera en 1979 y la segunda en 1995.

 

La primera consistió en establecer una jubilación por parte de la UAS cuando el trabajador cuente con 25 años de trabajo y que este percibiera de por vida el salario que se devengaba en el último año, además de la pensión del IMSS al cumplir 60 años.

 

En 1979, la generación de aquella época su antigüedad promediaba ocho años, “faltaba mucho para cumplir 25” decían algunos, valorándose entonces acertadamente, que por ser una prestación no establecida en la ley (ya existía desde 1973 el fondo nacional de pensiones del IMSS), se acordó crear un fideicomiso tripartita, trabajadores, UAS y gobierno, fideicomiso que jamás se concretó, hasta que Héctor Melesio Cuén llego a la rectoría el 2005.

 

Para el 2005 obviamente ya existían por lo menos dos generaciones de maestros y trabajadores jubilados que empezaban a impactar las finanzas de la UAS con sus retiros tempranos (50 años promedio de edad), a quienes le debía pagar esa jubilación, cubrir sus puestos de trabajo y luego, cuando cumplieran los 60 años, el IMSS les pagaría la pensión correspondiente.

 

Estaba rodando ya, una “bola de nieve” financiera que pronto meterían en crisis las finanzas de la UAS, crisis que previo Héctor Melesio Cuén proponiendo la creación del fideicomiso, creándose este y de inmediato, el rumor, “la politiquería” que dicen algunos, circularon que los fondos del fideicomiso se los estaba robando, desatándose, desde el mismo sindicato, una guerra contra la administración para que devolvieran las aportaciones a los trabajadores, de un esfuerzo que en menos de tres años ya había acumulado un monto de 3 mil millones de pesos.

 

La ambición y el revanchismo político pudo más que la razón responsable de sostener un aparato financiero que sostendría a las generaciones futuras de jubilados sin representar sangría para la UAS.

 

La segunda decisión equivocada fue en 1995, cuando en la negociación del contrato colectivo de trabajo con la sección administrativos, la administración de la UAS propuso la “prestación” de que no pagaran el ISR (impuesto sobre la renta), impuesto que absorberían las finanzas de la UAS, que se convirtió en una deuda impagable al fisco en poco tiempo tanto que desde el 2014 que los impuestos dejaron de ser negociables, la UAS y el SAT pactaron un programa de abonos para pagar esa deuda fiscal, programa que concluirá el 2025 y que representa un monto superior a los 4 mil millones de pesos.

 

Desde hace 7 años la jubilación dinámica o la jubilación de la UAS y la pensión del IMSS, se cerró y ningún trabajador de la UAS, ingresado después de esa fecha gozara ya de esa jubilación “dorada” pero el daño ya estaba hecho, la “bola de nieve”, convertida y en “alud de nieve”, tiene un costo financiero actual para la UAS que rebasa el 30 por ciento del presupuesto anual que la universidad recibe.

 

El egoísmo, la ambición y la ceguera de muchos que ahora pertenecen a esa “casta dorada” de universitarios quienes cuestionan todo lo que hace la UAS con el falso argumento de la corrupción apoyando al gobierno, sin el mínimo ápice de conciencia de que esta en el mismo barco, por que esos jubilados es casi seguro que si quiebra financieramente la UAS, será de los primeros damnificados por que la única salida es un nuevo fideicomiso y regular la jubilación “dorada” que tienen.

 

Por eso, pensar en una huelga en la UAS es casi imposible, menos con este fin de año que no alcanza para los aguinaldos y que la tarea urgente de la UAS, es negociar ese nuevo fideicomiso con los sindicatos. Les urge.