columna jose luis lopez duarteSi antes de los gravísimos sucesos de la semana que paso, tanto el proditorio crimen en contra de Héctor Melesio Cuén Ojeda que le arranco la vida, como la detención o lo que haya sido, que llevo a Ismael Zambada a manos del gobierno de Estados unidos, representan sucesos que sacuden las estructuras de poder y políticas en Sinaloa, hasta un extremo que requiere meditación, mesura, reflexión y decisiones lo más inteligentes posibles, precisamente por las reacciones en cadena que se pueden provocar, donde un dislate, puede costar muy caro en la sociedad Sinaloense, si, más caro que lo que ya ha costado.

 

Por eso aquellos, los que tienen las riendas del gobierno, son hoy por hoy, los responsables de que las cosas no empeoren, de que la vida de los sinaloenses, ya no sufran más sobresaltos ni tragedias, necesitamos mitigar el dolor y el caos.

 

Por eso es muy importante que el gobierno federal coadyuve con el gobierno local para contener el desenfreno y los juegos de tensiones hacia adelante, que pueden resultar en saltos al vació. Siendo así, resulta correcto el blindaje de los centros urbanos, la conciliación y negociación política.

 

Pero aún más, cuando tenemos un entorno nacional muy complicados para Sinaloa, en el que resulta un hecho de que vivimos ya en una recesión económica, que el presupuesto federal para Sinaloa, que equivale al 10 por ciento del PIB estatal, se verá afectado,  tanto por el déficit fiscal del 2024 que se extenderá hasta el 2025, en un promedio de 15 a 20 mil millones de esos ingresos federales, como también, que vivimos una crisis en la producción primaria, como lo es eminentemente la de Sinaloa, en tercer lugar, que no hay inversiones extraordinarias en el corto ni en el mediano plazo para Sinaloa, tanto del capital privado como la inversión pública y por último, que el gasto social, los apoyo para los pobres, se reducirán durante el 2025.

 

la ecuación es simple, por que las variables son inconexas. Las de inseguridad, violencia e inestabilidad política, requieren de un gobierno con disposición y atención a ellos con sus propios mecanismos, mientras que las de carácter económico, tienen connotaciones más amplias, complejas y globales, que rebasan por completo cualquier intención del gobierno de Sinaloa y de cualquier fuerza económica.

 

Sin duda el Rochismo solo tiene una opción: o se aboca a atender lo tangible y concreto, y si se quiere hasta pelear más presupuesto federal para Sinaloa, o se ahoga en la indefinición, en sueños y quimeras, incluso en lo peor, cometer más desatinos y desfiguros.

 

El fenómeno económico global sin duda nos tiene atrapados y eso, es un asunto del gobierno federal, que quien sabe cómo lo vaya a arreglar, por que la ruta del nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum, se está llenando de baches y seguramente, el gobierno de AMLO, en lugar de ayudar, probablemente será más un obstáculo en su ruta de escape