columna jose luis lopez duarte

 

Quizá se pueda especular que la carrera del gobernador de Sinaloa tiene mucho de fantasía y que su fortuna política no viene de AMLO, sino que converge con él y su ruta se fortalece por la gran maniobra de quienes promovieron su acuerdo para incorporarse al destino presidencial de MORENA que los llevó a arrasar en la elección del 2018 en Sinaloa.

 

Sí, porque si bien su candidato a gobernador fue contra viento y marea de parte de la mayoría de las fuerzas locales del PRI en un inicio, incluido el gobierno malovista, es cierto que sus promotores lo habían fraguado desde la elección intermedia del 2015, cuando compitió para diputado federal por el “Verde” en el distrito de Mazatlán, y ganó.

 

Eso significa que primero fue Quirino Ordaz como gobernador y luego artífice de la alianza con MORENA. Incluso con la venia presidencial de Peña Nieto, tanto que AMLO recrea su devoción por el gobernador sin saber qué hacer y tan solo atina en adular y proteger de agravios al mandatario sinaloense.

 

Esa fue una ruta que ya llegó lejos en elogios y apapachos mutuos, pero sin concretar nada trascendental para Sinaloa, como no sea lo que se ha dicho y promovido para Sinaloa, como son las carreteras a Chihuahua, las presas del sur y el relanzamiento del puerto mazatleco, cosas que promovieron ya otros presidentes y otros gobernadores.

 

Pero no hay más y eso nos debe preocupar, porque la política de saliva se agota cuando se seca y parece que el idilio político ya requiere pasar en concreto, y la verdad no hay nada desde México, como no sea la retórica anticorrupción, la promoción de la idolatría al rey bueno y los programas universales contra la pobreza.

 

¿Qué hay para Sinaloa puntal del desarrollo de la cuenca del golfo de California? ¿Qué propuesta existe para fortalecer la política agroalimentaria que tanto destaca a Sinaloa? ¿Habrá un precio justo para los granos sinaloenses? ¿Los campos pesqueros y el mar serán prioridad en esa política alimentaria para el país?

 

La verdad es que yo no veo que el gobierno de la república presente hasta hoy un programa que incluya a Sinaloa en un plan estratégico nacional, ya no se diga en el desarrollo de las ciudades, las regiones locales de Sinaloa e incluso el combate a la inseguridad pública, el narcotráfico y las adicciones.

 

Tampoco espero que MORENA de Sinaloa “saque al buey de la barranca”, cuando viven algunos todavía la borrachera del poder político que les otorgó el pueblo y otros la cruda realidad de que deben gobernar y no saben qué hacer.

 

Y no veo que el gobierno del PRI de Quirino Ordaz tenga la iniciativa suficiente para lanzar, como lo hicieran otros gobiernos estatales hace ya tiempo como el de Alfredo Valdez Montoya que proyectó las supercarreteras, la Zona Dorada de Mazatlán, la acuacultura y el proyecto Tres Ríos en su plan de gobierno 1970-1980. O el caso de Don Alfonso G. Calderón, que se atrevió a aquella monumental reforma política como la amnistía política al izquierdismo que luego retomó a nivel nacional José López Portillo, o la misma “Operación Cóndor” contra el narcotráfico, o la construcción del “Centro Sinaloa”. En fin, ojalá y se nos ocurra algo a todos para no desperdiciar este idilio. Digo.