columna joseluisEl presidente López Obrador, el 5 de febrero próximo, en el marco del 107 aniversario de la constitución política de nuestro país, propondrá al congreso de la unión, la desaparición de diversos organismos autónomos (diez estiman algunos), con el objetivo, según él, de adelgazar el estado mexicano y disminuir el gasto, más allá de que sus funciones sean asumidos por el poder ejecutivo, decisión sin duda aberrante y nefasta para la vida democrática del país, atentando contra el origen y esencia de los órganos autónomos del gobierno.

 

Constitucionalmente, el gobierno de México, desde la constitución de 1917, se dividió en tres poderes: ejecutivo, el legislativo y el judicial, autónomos los tres poderes entre sí y desde entonces, en los diversos contextos que se han constituido en el desarrollo de la sociedad mexicana, se han dado diversos procesos que han producido la necesidad de nuevas instituciones, algunos subordinados o como parte de alguno de los tres poderes y otras, por su esencia, autónomas de cualquier poder.

 

Así, se crearon sistemas de educación, de salud, de seguridad, de economía, que dieran origen a múltiples instituciones como PEMEX, CFE, IMSS, ISSSTE, policías municipales y judiciales, que se les llamo de segunda generación, luego vinieron otros más sofisticados en diversas áreas de la administración pública como el instituto del deporte, que se les llamo de tercera generación y luego, como en cascada, surgieran los de cuarta y quinta generación, precisamente el periodo político histórico más importante de las ultimas 50 años como fue el ciclo de 1968 a 1989.

 

a partir de ese gran movimiento nacional que represento el fin del partido único de estado y el inicio del desmoronamiento del presidencialismo de la primera mitad del siglo XX, surgieron organismos que vinieron a apuntalar a esa nueva sociedad de energía de aquel proceso largo e intenso, que alcanzo su techo, con la alternancia política presidencial y la salida del PRI de “los pinos”.

 

Así se creó la CNDH, el IFE, el Banco de México, INEGI, CONEVAL, tribunal electoral federal, instituto federal de telecomunicaciones, INAI, ASF, COFECE, organismos diversos que han tenido su origen ante condiciones específicos del desarrollo económico, social y político del país, así como la interacción de México con el mundo en diversos organismos internacionales.

 

La creación de las organizaciones autónomas no han sido ocurrencias de tal o cual político y presidente, prácticamente todas obedecen a circunstancias y fenómenos nuevos que van surgiendo en la vida de la sociedad.

 

Por eso resulta inexplicable de como el presidente López Obrador y sus corifeos, como el gobernador Rubén Rocha, aquí en Sinaloa avala y respalda las intenciones de AMLO, que no se trata más de meras maniobras políticas para liberar sus apetitos autocratas y dictatoriales, de tal forma no existen contrapesos y darle rienda a sus apetitos megalómanos que pueden conducir a una nueva dictadura, como “la perfecta” que construyo el PRI en el siglo pasado, los gobiernos de un solo hombre con instituciones de papel. Se trata de una ambición de poder de poder antidemocrática y dictatorial que no debe prosperar.