columna jorge

= Habrá once en contienda; pero pocas opciones disponibles.

 

= Movimiento Ciudadano se la ofrece; sin embargo…

 

= Los tres nuevos no representan alternativa de victoria

 

= Aún no hay humo blanco sobre el techo de la Casa Blanca

 

Tras su salida del gabinete del gobernador Quirino Ordaz Coppel y su renuncia tácita a su militancia en el PRI, Sergio Torres Félix ocupa, con urgencia, que un partido político lo postule como su candidato al gobierno del Estado, a fin de que el ahora ex secretario de Pesca y Acuacultura mantenga vivo su sueño en esa dirección. Sin un partido que avale sus aspiraciones, simplemente imposible.

Aquí, en Sinaloa, serán once los partidos que aparecerán en las boletas el 6 de junio del año venidero; pero la gran mayoría de ellos ya tienen sus planes para ese propósito, lo que deja a Sergio con un abanico con muy escasas opciones para elegir.

Evidentemente, Torres Félix no será candidato de MoReNa, ni del PRI, partidos que ya tienen su ruta bien trazada hacia ese objetivo. Alternativa descartada.

Movimiento Ciudadano, en cambio, ya le abrió sus puertas, de par en par.

Y quizás también lo hagan alguno de los partidos de nueva creación, como lo son Fuerza Social por México, Encuentro Solidario o Redes Sociales Progresistas.

Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista, se ve difícil, por su alianza con MoReNa. Cierto es que aquí en Sinaloa el PT no tiene buenas migas con MoReNa y que el PVEM es prácticamente inexistente; pero la orden en tal sentido vendrá directa desde Palacio Nacional y todo indica a una coalición similar a la de 2018.

El Partido Sinaloense, ni pensarlo. Ahí ya tienen su candidato a gobernador y éste responde al nombre de Héctor Melesio Cuen Ojeda. Improbable una declinación de Cuen en favor a otra opción, llámese como se llama.

¿El PAN junto con el PRD? Podría ser.

Ya, con anterioridad, hubo pláticas entre Sergio Torres y la dirigencia estatal del PAN, con buena disposición de parte del partido blanquiazul; pero sin nada definido, hasta el momento. Faltaría ver que opinan los del PRD.

Hay que decir que de conformidad con la ruta y el programa trazado por Torres Félix, lo más acertado hubiese sido elegir el camino de una candidatura independiente; pero esto ya está descartado porque Sergio no renunció a su militancia priista en el tiempo fijado por la ley electoral: el 15 de octubre, a más tardar.

A todo esto hay que agregarle que los tres nuevos partidos tendrán que concursar en solitario; es decir: sin alianzas ni en coaliciones con nadie. Solitos y su alma.

Esto implica una drástica reducción de las oportunidades de victoria, no solo de Sergio Torres sino de cualquier candidato, sea quien sea. En los tiempos actuales ningún partido tiene la capacidad suficiente como para ganar, por sí mismo, una elección.

Bajo esta circunstancia, lo que se ve por delante es un camino quizás más sinuoso que largo – porque las fechas ya están a la vuelta de la esquina – por el cual el aludido deberá transitar en estas últimas semanas del año en curso. Y en efecto, Torres Félix ya ha salido delante de otras batallas políticas; pero no del grado de dificultad como ésta que está dispuesto a emprender. Que ya emprendió, de hecho.

Suyos los comentarios, amigo lector.

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Mientras.

En su condición de presidente de la región Noroeste de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, el rector de la UAS, Juan Eulogio Guerra Liera, solicitó a los legisladores de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la cámara federal, solidaridad y empatía para las universidades públicas, a las que “no deben dejar solas al momento de aprobar el presupuesto de egresos de la Federación para el año venidero”.

Guerra Liera se posicionó así en el marco de una reunión virtual entre la ANUIES – encabezada por Jaime Valls Esponda – y los presidentes de diferentes comisiones de la cámara baja del Congreso de la Unión, quienes, por su lado, reiteraron su compromiso en el sentido de realizar un análisis que les permita plasmar en el presupuesto los recursos necesarios para la educación superior.

El rector de nuestra máxima casa de estudios superiores remarcó que las universidades públicas estatales son una de las instituciones de mayor reconocimiento por la sociedad y mismas que, en medio de la pandemia, todavía incrementaron matrícula y cobertura y más aún: “sin poner la falta de recursos como pretexto han podido avanzar con éxito en la instrucción virtual aún con una baja a las cuotas, que son meramente simbólicas, para evitar que los jóvenes vieran truncadas sus aspiraciones de cursar una carrera profesional”.

El pronunciamiento del doctor Guerra obtuvo el aval de los rectores presentes en ese encuentro con los señores diputados federales. Y no podía ser de otro modo: en las próximas semanas, la gran mayoría de ellos librarán una gran pelea en pos de los recursos económicos necesarios para su cierre de año y el arranque del segundo semestre del ciclo 2020-2021.

Así de sencillo.

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Por otro lado.

Del miércoles 04 al jueves 05 de noviembre, las cosas permanecieron estáticas en el conteo de votos para la presidencia de los Estados Unidos, que disputan Joe Biden y Donald Trump, candidatos de los partidos Demócrata y Republicano, respectivamente.

Justamente el último movimiento se registró la tarde del miércoles, cuando las principales cadenas noticiosas del vecino país del Norte le adjudicaron a Baden el estado de Arizona y sus 11 delegados, con lo llegó a 164 votos electorales y se colocó a solo media docena de comenzar a preparar su mudanza a la Casa Blanca.

Para Biden, el número mágico (como dicen los cronistas de beisbol) es de 6 y esos 6 se los puede dar el estado de Nevada, para ajustar 270 y reducir al terreno de la vanidad lo que ocurra, posteriormente, en Georgia, Michigan y Pensilvania.

El marcador, sin embargo, ya no se ha movido. Sigue estacionado en 264 votos electorales para Biden y 214 para Trump.

Quizás hoy.

O mañana, a lo mejor.

Como quiera que sea, todo parece indicar que ya nada ni nadie impedirá la victoria de los demócratas. Baste observar, por ejemplo, la tónica de los discursos de uno y otro candidato: triunfador, tranquilo, ecuánime, el de Biden; desafiante, retador, con llamado a la guerra, el de Trump.

Pendientes.

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Y hasta aquí por hoy.

Nos vamos ya, con nuestros mejores deseos: que Dios los bendiga.

Y cuídese mucho.

Ahora más que nunca.

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