= Permanente el remar contra la corriente
= Corrieron dos versiones ¿Cuál será la real?
= Por lo pronto, se reanudan las clases presenciales
= Un día antes de lo previsto, el fin de la 64 legislatura
= Y se quedan sin chamba un buen de diputados y diputadas
Existen dos versiones en torno a las causas que originaron los hechos violentos del sábado próximo pasado, mismos que frenaron, en seco, el ritmo que parecía haber tomado la ciudad en camino hacia la recuperación de la tranquilidad, lo que ya constituye un creciente clamor entre la sociedad de Culiacán en general, población infantil incluida.
Una, que efectivos de la Policía Municipal llevaban a cabo un rondín en la zona del Plan de Desarrollo Urbano Tres Ríos y que fueron agredidos a tiros por civiles armados, desde un edificio de departamentos, ubicado en las cercanías del centro comercial Cuatro Ríos; que solicitaron el auxilio de las fuerzas federales y que se armó la balacera poco después de las 3 de la tarde, la hora de más tráfico en el área, incluso en día sábado.
Otra, que se trató de un operativo entre los tres niveles de gobierno para capturar a Jorge Humberto Figueroa, alias “La Perris” o “El 27”, escondido justo en uno de los pisos del inmueble mencionado. Figueroa es segundo en el escalafón de jefes de seguridad de los “Chapitos”. El primero había sido aprehendido en el curso de la semana, en la pulcra operación de Santa Fe y trasladado de inmediato a la ciudad de México. Según la misma versión, “El 27” logró escapar y eso fue lo que puso punto final al dispositivo, tras casi dos horas de enfrentamientos, que pusieron en alto nivel de tensión a toda la ciudad.
¿Cuál será la versión correcta?
La que sea.
A estas alturas ya carece de sentido.
Lo cierto es que el tiroteo en la zona del Tres Ríos -en el cual los señores punteros, que gozan de total impunidad a pesar de lo ilícito de sus actividades, aportaron su grano de arena al sembrar de poncha llantas las principales arterias del sector -, se sumó al hallazgo matutino de cinco personas asesinadas (todas con sombrero puesto) para interrumpir la tranquilidad que ya comenzaba a experimentarse en la ciudad, a un grado tal de que las escuelas privadas estaban por retomar el sistema de clases presenciales, tras dos semanas de aulas vacías.
Era, hasta eso una calma tensa, débil, dudosa, expectante; pero calma al fin. Al menos como para pensar en el paulatino retorno a la tranquilidad.
Los hechos del sábado próximo pasado, sin embargo, nos ubican de nuevo en nuestra lacerante realidad y nos subrayan que el clima de normalidad imperante hasta el 25 de julio próximo pasado, no será una tarea nada fácil ni para el gobierno ni para la sociedad. Quizás tengamos que acostumbrarnos, de nuevo, a vivir entre sofocones y pagar así ese alto precio que representa radicar en una ciudad como Culiacán.
Si. De conformidad con lo que será un patrón vigente por algún tiempo -aunque no tiene que ser para siempre – podrán venir lapsos de relativa tranquilidad, empalmados, de tiempo en tiempo, con sucesos causantes de ineludible frustración como los del sábado anterior; pero así es lamentablemente. Por desgracia, la fórmula para encontrarle solución al problema no existe, por ahora.
Y sin ir más allá, baste con remitirnos a la declaración reciente del general comandante de la Tercera Región Militar y que usted, amigo lector, ya conoce con amplitud.
Suyos los comentarios, por cierto.
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Mientras.
La sexagésima quinta legislatura del Congreso del Estado no entrará en funciones el primero de octubre del año en curso, como lo estipula la Ley Orgánica del Poder Legislativo y la propia constitución general de Sinaloa.
Iniciará un día antes: el 30 de septiembre, con la instalación de la legislatura y la elección de su mesa directiva para el primer año de ejercicio parlamentario. Ya, desde hace días, se llevaron a cabo las adecuaciones correspondientes a la ley secundaria y al mandato constitucional.
¿Razones del cambio?
Solo uno: tener día libre para seguir de cerca las incidencias de la toma de posesión de la doctora Claudia Sheinbaum, como presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Por televisión, obvio, no creemos que esté invitado uno solo de los diputadas y diputadas de la 64 legislatura, ni tampoco de la 65.
Hay que entenderlo, sin embargo, se trata de un día histórico para México. Primera vez que una mujer gobernará nuestra convulsionada nación.
Ya le contaremos.
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A propósito.
Habrá que ponerle marcaje personal a aquellos y aquellas que concluyen su labor el lunes 30 del mes en curso, al cobrar su último cheque con cargo al Poder Legislativo de Sinaloa. Algunos de ellos, los menos, estarán tres años más, gracias a la magia de la reelección y otros y otras -los más abusadillos y abusadillas - ya se fueron a la cámara federal; pero otros y otras tendrán que buscarle por otro lado, de plano.
Ciertamente, desde meses atrás, al comenzar a sacudir el andamiaje administrativo del poder Ejecutivo, el gobernador Rubén Rocha Moya esbozó la posibilidad de incluir en su equipo a algunos y algunas que se quedarán sin chamba; sin embargo, la oferta no será para la totalidad. No hay estructura que aguante.
Y de quienes llame el jefe del Ejecutivo no serán necesariamente militantes de MoReNa. El paquete incluirá a los del grupo plural y especialmente a quienes se hayan portado bien en particular.
Dentro de este catálogo de apreciaciones, quien más demanda la atención de tirios y troyanos es el diputado Feliciano Castro Melendrez, quien coordinó durante los tres años recientes la bancada de MoReNa y presidió, al mismo tiempo, la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado.
Ya está por desocuparse.
Y es número uno en la línea de sucesión para la secretaría general de gobierno del Gobierno de Sinaloa.
Pendientes.
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Por otro lado.
Al cierre de edición de esta columna, en el arranque de la nueva semana la Secretaría de Educación Pública y Cultura del Gobierno del Estado llamaba a niños y jóvenes a tomar sus clases por la vía presencial en todas las escuelas del sistema educativo estatal.
La misma invitación, hay que recordarlo, se suscribió hace exactamente una semana; pero no fue atendida, ni tantito, por los padres de familia que prefirieron resguardar a sus hijos en casa, ante los eventos violentos en la ciudad.
La situación, conveniente precisarlo, no se observa en todo Sinaloa, sino que es exclusiva de algunos municipios del centro de la entidad.
Al respecto, déjeme comentar que, en efecto, la reanudación de clases presenciales, constituirá una buena señal para empujar a nuestro Estado a la normalidad; sin embargo, el temor de los señores padres y madres de familia se justifica a plenitud.
Lo más seguro es que este lunes el ausentismo esté presente, con tendencia a la regularización si las cosas, por supuesto, se componen en Culiacán.
Digo.
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Y hasta aquí por hoy. Nos vamos ya. Cuídense mucho y Dios los bendiga. Ahora y siempre.
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