El pasado 07 de abril entró en vigor el horario de verano en Sinaloa y en la mayoría de los estados de la República Mexicana, medida que se ha venido implementado desde 1996 y que consiste en adelantar el reloj una hora, con la finalidad de ahorrar energía eléctrica y aprovechar la luz natural del sol.
Pero esta iniciativa, ¿afecta o no la salud de las personas? Ante las diversas opiniones que ha generado el cambio de horario, Oralia Salazar Terrazas, especialista en psicología clínica, nos lo explica.
La docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) en entrevista para este medio, apuntó que, el cambio de horario sí afecta y afecta a todos, solo que en mayor medida a los niños y padres de familia, quienes tienen que ajustarse con mayor rapidez al nuevo horario.
“Somos seres biológicos, psicológicos y sociales, entonces, cuando nos referimos al cambio de horario, estamos hablando de modificar nuestro reloj biológico, aun y cuando estamos hablando de una hora, nosotros sabemos que el adaptarnos a esa hora implica de todo un ritual”, señaló.
Informó que, los seres humanos se rigen por ritmos y al verse modificado el horario conlleva también a reajustar los ritmos corporales, metabólicos y emocionales, afectando directamente el reloj de biológico de las personas.
“Adaptarse implica una serie de incomodidades que le generan a su reloj biológico y eso impacta. Lo biológico impacta necesariamente en lo emocional, entonces, vemos reacciones en la conducta palpable de los niños, de los ancianitos e incluso de nosotros los trabajadores”.
Asimismo dijo que, contrario a lo que se pudiera pensar, el horario de verano perjudica mucho más a los pequeños del hogar, pues estos tienen una serie de rituales para realizar sus actividades diarias y al no hacerlas en los tiempos que tenían establecidos se ve afectada su salud emocional y biológica.
“Ellos son muy ritualistas, están acostumbrados a un horario para ir a la escuela, para hacer tareas, dormir, bañarse, etcétera y sí se les dificulta definitivamente y a nosotros como papás, porque si el niño no duerme a tiempo nosotros tampoco (…) es como estarnos quitando una actividad ritualista que teníamos, donde nuestro organismo se ha había adaptado y lo estamos haciendo dos veces al año, lo cual, sí está impactando necesariamente en nuestro bienestar emocional y biológico”, aseguró.
En ese sentido indicó que, algunos de los síntomas que se pueden observar al no tener un sueño conciliador son una mayor irritabilidad, molestia, ansiedad, dolor de cabeza, así como dificultad para concentrarse, los cuales van a persistir mientras el cuerpo se adapta al nuevo horario.
Agregó que, quizás en esta ocasión cueste un poco más de tiempo que los niños logren adaptarse, pues está próximo el periodo vacacional, donde nuevamente los pequeños sufrirán de una descompensación en sus horarios.
En ese contexto la catedrática recomendó a los padres de familia limitar el uso de los dispositivos electrónicos sobre todo en la noche, ya que estudios han comprobado que el sueño se ve alterado, además, de realizar un periodo de adaptación hacia el nuevo horario, previo al regreso a clases.
Redacción/Visionciudadana