Una inusual exhibición, acompañada de auroras boreales, se manifestó como resultado de la actividad solar máxima, desencadenada por una tormenta geomagnética y fulguraciones solares, esta tormenta fue clasificada como severa por el Servicio de Clima Espacial Internacional y el Laboratorio Nacional de Clima Espacial (LANCE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), declaró egresada universitaria.
La doctora Angela Melgarejo Morales, egresada del doctorado en Ciencias de la Información de la Facultad de Ciencias de la Tierra y el Espacio (FACITE) de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), resaltó que esta tormenta y las fulguraciones solares provocaron algunos efectos en las telecomunicaciones por radio y en los dispositivos de geolocalización. Sin embargo, sus mayores afectaciones se observaron en latitudes altas, como Canadá y los Estados Unidos de América del Norte.
La colaboradora de LANCE argumentó que en México no se presentaron efectos superlativos como los del evento Carrington de 1859, donde la noche se convirtió en día y las líneas telegráficas se quemaron. Tampoco se registraron efectos tan extremos como los de las tormentas de Halloween de 2003; en este sentido, la tormenta y fulguración severa generaron la presencia de auroras boreales en lugares como México, especialmente en Mazatlán y Guasave, Sinaloa.
Melgarejo Morales explicó que este ciclo solar, durante el cual se manifestaron tanto la tormenta geomagnética como la fulguración, tuvo una duración estimada de 39 horas. "El sol emite lo que se plasma, cuando estas emisiones alcanzan las altitudes de la atmósfera, reaccionan con los elementos químicos presentes en ella, por eso, cada elemento químico produce ciertos colores, lo que explica por qué las auroras boreales se ven verdes, rojas, lilas, etc.".
REDACCIÓN/VISIÓN CIUDADANA.