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Los chicos ya no quieren ser cantantes ni astronautas, sino ‘youtubers’. La revolución de estos jóvenes que no tienen jefes y administran su tiempo ha levantado tantas pasiones como críticas. Ya hay cursos y agencias de trabajo específicas para ellos pero muchos siguen creyendo que no es un trabajo de verdad

 En España  ha calado muy hondo, ejemplo de ello lo tenemos en el archiconocido youtuber El Rubius, que ocupa el número seis mundial en 2020. Con 38 millones de fieles suscriptores, este malagueño de 30 años (que en realidad se llama Rubén) podría llevar años embolsándose unos 204.400 dólares mensuales. El Rubius es, quizá, el referente español más claro de jóvenes que se han enriquecido a través de la plataforma y no solo es de los mejor pagados del mundo, sino que su fama ha crecido de forma meteórica: fue imagen de la campaña de publicidad de Fanta; ha aparecido junto a actores de Hollywood de la talla de Tessa Thompson; ha participado en promociones de películas como Men in Black: International o Cazafantasmas; publicó un libro (El libro troll, en 2014) que fue número uno en ventas en España durante ocho semanas; cuenta con su propio cómic (El Rubius: Virtual Hero) y ha sido incluso personaje de un videojuego.

 

¿Son Anastasia, Ryan y Rubén excepciones? Parece que sí, al menos en los tiempos que corren. Patty Dragona, por su parte, reconoce que en 2017 solía recibir “unos 20.000 euros al mes”. Pero eso era antes de que la plataforma estableciera criterios más estrictos a la hora de ganar dinero con los vídeos, como aumentar a 1.000 suscriptores y 4.000 horas de visualización anuales, la barrera mínima para entrar en su programa de socios. Quizá debido a ese cambio de normas, la youtuber apenas ingresa en la actualidad un millar de euros. ¿Y resulta rentable? “Configuro mi horario como quiero, no tengo que moverme de casa y soy mi propia jefa, pero como esto siga bajando, que bajará seguro, dejaré el canal y volveré a mi profesión anterior: tatuadora”, explica.

 

En esta red, que aglutina 2.000 millones de usuarios a nivel mundial y publica unas 500 horas de vídeo al minuto, se ofrece contenido de manera gratuita, aunque saturado de publicidad. Con tantos youtubers como tipos de personas, ha cambiado nuestra forma de consumir contenido, caracterizada por la urgencia por saltar continuamente de un vídeo a otro.

 

Nadie sabe si este fenómeno está condenado a desaparecer, ni cuándo lo hará. Pero en la actualidad sigue siendo enormemente influyente, con cifras aún estratosféricas. Pese a que la competencia pisa fuerte (los gamers cada vez crean más comunidades en Twitch), ni Vimeo ni Dailymotion, ni siquiera Netflix lograron jamás ponerse al nivel de este gigante de los vídeos, la segunda web más visitada del mundo solo por detrás de Google, según Alexa. Pese a que es una red social también utilizada por veteranos (el 51% de la población mayor de 75 años visualiza sus vídeos), está sobre todo dirigida al sector juvenil. El 90% del grupo de edad entre 11 y 15 años consumen sus contenidos.

 

FUENTE/El pais