= Para Pepe Maiz ya no tenía sentido
= Jamás prendieron en la LAMP
= Y ahora son los Jaguares de Tepic
= Los compromisos de López Obrador
Sultanes de Monterrey llegó a la Liga Mexicana del Pacífico para la temporada 2019-2020, junto con Algodoneros de Guasave, que regresaban, tras cinco campañas de ausencia. Lamentablemente, en los dos casos imperaron criterios eminentemente políticos -mucho más allá de los deportivos – estrechamente relacionados con el ahora ex presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que explica a carta cabal, los acontecimientos de los últimos días.
Comenzamos con los señores de Guasave. Y seguimos después con los de Monterrey.
En efecto, allá por las primeras semanas de 2018, en un alto de su campaña política, en el estadio “Francisco Carranza Limón” de Guasave, López Obrador se comprometió con los ahí presentes a hacer realidad el retorno de los Algodoneros a la Mexicana del Pacífico, principal demanda de los oradores en el acto, muy por encima de otras apremiantes necesidades del valle del Petatlán.
Cargados de deudas, frustraciones y decepciones, los Algodoneros se habían mudado a la ciudad de Guadalajara, a la conclusión de la temporada 2013-2014, lo que dio lugar a la incursión de los Charros de Jalisco, que iniciaron su historia en la 2014-2015 y que tienen ya tres trofeos de campeones en sus vitrinas. Llamarlos “Algodo-Charros” era un amargo paliativo para la gente de Guasave.
Tras eso, parecía simple y sencillamente imposible que los Algodoneros volvieran a su ciudad de origen; pero la política hace maravillas y más cuando la opera directamente el presidente de la Republica. López Obrador lo hizo posible apenas en el transcurso de su primer año de gobierno al superar, sin obstáculos todas las adversidades habidas y por haber.
¿Qué el estadio “Carranza Limón” no llenaba ya los requisitos elementales exigidos por la dirigencia de la Liga Mexicana del Pacífico? ¡Bha! AMLO Le pidió a Quirino Ordaz Coppel que el gobierno del Estado se hiciera cargo de una remodelación prácticamente total del inmueble y para septiembre de 2019 ya lucía como nuevo. ¿Qué no había empresarios dispuestos a invertirle al proyecto? Otra vez ¡Bha! López Obrador trajo de vuelta a los Algodoneros con todo e inversionistas, procedentes, entonces, de la comarca lagunera. Algo similar a aquel que prometió construir puente y río también. Faltaba más.
Y es aquí, amigo lector, donde entran los Sultanes de Monterrey.
La Liga Mexicana del Pacífico, presidida entonces por Omar Canizales Soto, argumentó, justificadamente, la existencia de complicaciones logísticas, derivadas de confeccionar su rol de juegos con número non en la suma de equipos, lo que tampoco representó problema para el recién estrenado presidente de México. “Les traigo un décimo club”, les dijo. Y también lo cumplió.
Ampliamente conocido por su afición por el beisbol, López Obrador se puso en contacto con el ingeniero José Maiz García, alto dirigente de los Sultanes de Monterrey de la Liga Mexicana de Verano, quien no vaciló un segundo en cumplirle su capricho al presidente de México.
Y así llegaron los Sultanes de Monterrey a la Liga Arco Mexicana del Pacífico, para una permanencia de solo seis años, justamente las temporadas cubiertas por el sexenio presidencial 2018-2024.
Pero ya se fue López Obrador y se fueron también los Sultanes de Monterrey, para concentrarse exclusivamente en el beisbol de verano.
Era cosa de tiempo, en realidad. Finalmente el compromiso estaba cumplido.
La versión invernal de los Sultanes de Monterrey jamás “prendió” entre los aficionados de la capital de Nuevo León -y mire usted que haya hay gente beisbolera ¡de la buena! – ante la apatía de los directivos que jamás realizaron intento alguno por sobresalir en la Mexicana del Pacífico.
Numeritos hablan: octavo lugar en la 2019-2020; cuarto en la 20-21 y también en la 21-22; quinto, en la 22-23 y último, tanto en la 23-24 como en la 24-25. Lo de buscar la sede para una Serie del Caribe fue tan solo una buena intención.
Sin embargo, no hay mal que por bien no venga.
Esos desangelados Sultanes de Monterrey se han convertido en los Jaguares de Tepic, adquiridos por el empresario Carlos Peralta, que además cuenta con un estadio con toda la barba y que amenaza con sacar la chequera para “parar” un equipo, firme aspirante al título, desde la temporada de su debut. La que se avecina. La 2025-2026, que arrancará ya pronto. En octubre venidero.
Demostrado una vez más que Política y deporte no son los mejores ingredientes para preparar un buen coctel.
Los ejemplos son incontables.
Digo.