columna mirador

 

Con la llegada de la 4T se ha desarrollado desde la presidencia de la republica una animadversión a los medios de comunicación, en especial a los periodistas que cubren las fuentes gubernamentales. En varias ocasiones escuchamos al Presidente Andrés Manuel López Obrador criticar a quienes realizan la labor de informar a la sociedad, llamándoles “chayoteros” o prensa vendida al servicio de la mafia del poder, cuando se le cuestiona o no se publica la información como el desea.

 

Este mismo modelo de despreciar y desprestigiar a los periodistas ha sido replicado en Sinaloa por los alcaldes emanados del partido de morena “La esperanza de México. ¡Vaya esperanza! que nos vendieron, ya que la realidad es otra al tener presidentes municipales intolerantes y soberbios que no se les puede cuestionar o criticar, al grado de amenazar a periodista por ejercer la libertad de expresión, un derecho humano consagrado en la declaración universal de los derechos humanos y retomado en nuestra carta magna.

 

Es absurda la actitud que han tomado los presidentes de Mazatlán Luis Guillermo Benítez Torres y Jesús Estrada Ferreiro, al intimidar a periodista o denostarlos, al mostrar su incapacidad ante los cuestionamientos que le realiza la prensa, esa es la dura y cruel realidad, los presidentes municipales de Mazatlán y Culiacán han mostrado que son incapaces para gobernar y ante los cuestionamientos periodísticos, recurren a la diatriba.

 

Es por ello que se requiere con urgencia la intervención de organismos que velen por la integridad de quienes ejercen la labor periodística, organismo de derechos humanos, así como la activación de los mecanismos de protección, no esperemos a que siga creciendo la fobia periodísticas de los presidentes municipales a quienes realizan la profesión de comunicar a la sociedad.