columna oscar

No puede ser un derrotero trágico

fragmentado en añicos

el caminar humano por la vida.

Rosalío Morales

 

Panorama desolador para el gremio de los periodistas mexicanos: perdieron a tres compañeros entre el 30 de julio y el 2 de agosto. Volvemos a pasar lista de los reporteros caídos con el dolor de siempre y una preocupación mayor, pues si las cosas a nivel nacional se ven muy difíciles, lo que pasa en el estado no puede ser un consuelo; también aquí hemos lamentado recientemente la pérdida de Omar Iván Camacho de Guamúchil, sin que haya desaparecido la pena por el caso de Javier Valdez.

 

Como sabemos, el 30 de julio el estado de Morelos volvió a cubrirse de luto al ver asesinado al periodista Rogelio Barragán Pérez. Y no salíamos del asombro por ese caso cuando nos enteramos que el 2 de agosto, el reportero Edgar Alberto Nava López moría también de manera violenta en una playa de Zihuatanejo. Terminaba un taller con niños cuando recibió el ataque fatal. Unas horas después, le tocó de nuevo a Veracruz. En el pueblo La Bocanita, municipio de Atocpan, fue ultimado el periodista Jorge Celestino Ruiz Velázquez. Jorge Celestino estaba en el Mecanismo Nacional de Protección y a pesar de ello nada impidió su trágico final.

 

Las cuentas nos ponen en una situación peor que el año 2018. Entonces se dijo que los organismos internacionales situaban a México como el segundo país más peligroso para ejercer el periodismo, pero al registrar 12 homicidios de reporteros en lo que va del año y 14 desde el primero de diciembre de 2018, es decir, desde que comenzó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, hemos desplazado a quien ocupaba el primer lugar.

 

Todos estos casos dan el marco triste para la situación que en Sinaloa se vive. En estos días la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, elabora una Recomendación sobre agresiones a periodistas, tomando como base 14 quejas de periodistas del sur del estado. Tenemos además una constante comunicación con los comunicadores sureños porque no confiamos en que las medidas cautelares sean suficientes para garantizar de manera plena su seguridad e   integridad física y moral.

 

Y por todo ello fuera poco, hemos estado registrando varios desencuentros del presidente municipal de Culiacán con diferentes medios de comunicación y reporteros. Con variables en el estilo de abordar los temas de interés ante los periodistas que cubren la fuente y ante los medios, las declaraciones y actitudes del licenciado Jesús Estrada Ferreiro, no dejan de preocuparnos. Aunque no haya ido tan lejos como el químico Luis Guillermo Benítez de Mazatlán.

 

Simpatizantes de la Cuarta Transformación, no podemos identificar esas conductas con los deseos de cambiar positivamente las cosas en este país. Por eso hacemos un llamado a los presidentes Estrada Ferreiro y Benítez Torres, para que la cordura, la prudencia y el respeto al libre ejercicio del periodismo sean la divisa en Sinaloa y que estos valores impidan que regrese la violencia contra los periodistas en nuestra entidad.

 

Y junto a ello también queremos manifestar que aunque se nos ha informado que el renglón de homicidios en Sinaloa se mantiene a la baja en los últimos meses, julio nos dio malas noticias al respecto al repuntar las cifras de luto y con ello el dolor de saber que seis mujeres perdieron la vida durante el mes pasado. Esto obliga a tener que replantear estrategias (quizá la presencia de la Guardia Nacional en el estado emplaza a la reelaboración de programas y tácticas).

 

Sabemos que los retos para el gobierno federal ni son pocos ni son de poca monta. Muy difícil es que resuelva en meses lo que se acumuló en más de 80 años, pero hay prioridades en el ejercicio del poder que no pueden eludirse y entre ellas está la de garantizar el libre ejercicio del periodismo y la protección de los reporteros. Sin libertad de prensa no hay democracia. Los pensamientos progresistas se ahogan donde hay una prensa acosada y con persecución de los reporteros. Y por otra parte urge una política mucho más clara contundente (en el marco de los derechos humanos) sobre el tema de la seguridad. El país no puede continuar en un baño de sangre ni permitir que los feminicidios sigan alcanzando niveles mayores. Estos son los retos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Los gobiernos anteriores no pudieron resolverlos. Si hubiera un fracaso ahora en estos temas, la esperanza de transformar a fondo el país habrá recibido un golpe mortal. No podemos permitirlo. Vale.

 

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