columna joseluis

 

Con su activismo normal, el ex rector Héctor Melesio Cuén Ojeda recorre los municipios de Sinaloa, de nuevo con sus banderas contra el horario de verano, elevar el porcentaje de votación mínima de 3 al 5 por ciento para validar el registro de los partidos políticos, como propuestas nacionales que requieren más de 100 mil firmas para proceder como iniciativa ciudadanas y siempre, cada año, ha recopilado un promedio de poco más de 200 mil firmas, base social de su plataforma política que lo confirma como un liderazgo relevante en la vida de Sinaloa.

 

Héctor Cuén ha dirigido ya por casi 15 años esta fuerza y ha alcanzado posiciones importantes, primero dirigiendo la UAS, luego en el gobierno de Culiacán, después como congresista de Sinaloa, el 2016 intentó ser gobernador de Sinaloa, frente a Quirino Ordaz, y por último, cuando había armado su mejor plataforma política y buscaba llegar al senado, le cayó el tsunami de López Obrador que a todos los partidos y al sistema político les colocó en otra dimensión, a partir de entonces el mundo de las definiciones de todos cambió.

 

Hoy el PAS y su líder persisten en su esquema de organización electoral y no está mal, pero es indispensable que tanto al relanzamiento de las decenas de programas que mantiene para sostener su vínculo social, también se adopten definiciones políticas que les redimensionen precisamente en ese mundo nuevo que ha creado el amlovismo con su cuarta transformación, con MORENA convertido en un fenómeno de búsqueda que quienes primero que nadie lo necesitan son ellos, los que gobiernan el país, y en buena medida Sinaloa.

 

Cuén y el PAS son factores que pueden ser determinantes en este contexto que quizá todos quieren que salga bien y muchos que los querían ver fracasar recaigan en “los bueyes de mi compadre”. Es cierto que existe una enorme mezquindad en la política, pero como en todo también tiene su lado constructivo y positivo para todos, campo en el que seguramente intentará ubicarse esta fuerza popular y universitaria.

 

Hoy en día a nadie le conviene que AMLO y MORENA fracasen, porque representaría un enorme costo para el país, razón de más para plantearse todos los demás, y entre ellos el PAS, como partidos propositivos, abiertos e incluyentes, actitud que debe llevar a producir cambios en su comportamiento y estructura política.

 

¿Qué sugiero con esta idea? Que todas las fuerzas políticas, incluidos el PRI y el PAN, debieran abrir un conclave de intercambio de ideas que pretenda construir criterios de unidad ante los procesos nacionales y como desarrollar los gobiernos locales y poderes que eludan las confrontaciones.

 

Es cierto que ya pronto el 2021 estará en el horizonte de todos los partidos políticos y se prestarán a prepararse para la contienda sucesoria del gobernador Quirino Ordaz, pero precisamente por eso, porque es vital para Sinaloa una sucesión “tersa y ordenada” (dirían los ideólogos) que quien gane la elección sea sin reyertas y sobresaltos.

 

En otras épocas ya han ocurrido coyunturas sucesorias locales, precisamente en contextos nacionales turbulentos que algunos nos han alcanzado y otros han desatado revanchas de oportunidad de los grupos locales. Ocurrió con el cardenismo en 1940, cuando asesinaron a Alfonso Tirado en 1938 y luego el ascenso de Rodolfo T. Loaiza al gobierno con un partido local. Sucedió otro episodio en 1965 con Leopoldo Sánchez Celis enfrentando al presidente Díaz Ordaz que pretendió crear gobiernos municipales al margen del PRI, la intromisión de Carlos Salinas en 1993 que impuso a Renato Vega Alvarado como candidato, excluyendo a Juan S. Millán y Lauro Díaz Castro, momento que también tensó al PRI y ya no se diga lo de 2009, cuando se creó un bloque contra el PRI con MALOVA al frente.

 

Por eso es muy importante razonar bien lo que no está ocurriendo a todos ahora y más aún organismos como el PAS y figuras como Héctor Cuén, que tienen responsabilidades tan trascendentes.

 

Es hora de que todos busquen cambiar, adoptando definiciones que conduzcan a los acuerdos, a los compromisos para unificar esfuerzos. El desgaste mutuo de las fuerzas con ataques recíprocos interminables no representa ninguna salida. El PAS y Héctor Melesio Cuén tienen ese compromiso y son capaces de transitar.