No cabe duda que cada día que pasa se le complica más el control político al presidente López Obrador, tanto que su respaldo social se reblandece y la gobernabilidad tiende a salirse de sus manos, con riesgos de generar choques en la vida del país.
Desde antes de presentar la iniciativa de reforma eléctrica, con la propuesta de modificación a los artículos constitucionales 25, 27 y 28, para que la CFE vuelva a ser el agente preponderante en la industria eléctrica y se convierta en juez y parte en el mercado eléctrico, el presidente López Obrador ha desarrollad una batalla por alcanzar la mayoría calificada (67% de los diputados y senadores) en el Congreso de la Unión, tratando de cooptar al PRI, como primer objetivo, mediante el reclutamiento de funcionarios del PRI, advertencias de investigaciones hasta a Peña Nieto y Videgaray.
En la medida que ha pasado el tiempo y que no ve posibilidades de adherir diputados y senadores a su reforma eléctrica, si no por el contrario el bloque opositor tiende a consolidarse, ha desatado recientemente una campaña desesperada al respecto.
Primero, se lanzó con la amenaza de que no indemnizaría a ningún productor privado (existen 72 mil) que se consideraron afectados por las reformas, tanto por Bartlett, director de CFE, como por el presiden López Obrador respaldándolo, que por cierto el senador Ricardo Monreal les pidió que le dejaran hacer su trabajo y no anduvieran declarando y confrontando.
Luego, judicialmente anunció que ya vienen las acusaciones contra Videgaray y el presidente López Obrador, rematando con la injusticia contra Rosario Robles, dejándola como ejemplo del patíbulo judicial que puede organizar.
Al mismo tiempo anuncian que se revisará la concesión de TELMEX (Carlos Slim), para valorar si se extiende la concesión otros 30 años, ignorando que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL) ya la había autorizado desde 2016 y que entraría en vigor el 2022, quedando en evidencia el presidente con la aclaración pública de IFETEL de la equivocación del presidente.
Y para cerrar la semana, le declara la guerra a la UNAM, acusándola que la institución educativa más grande del país se había desviado y dejado de ser lo que el cree debió ser, tronándole el petardo en la mano por la respuesta abrumadora que recibió de todos lados, convirtiéndose en una tunda política que deja muy claro el desespero del presidente López Obrador.
Muchos creen que se trata de un juego de inteligencia política y que todo será resuelto, pero cuando vienen en dos semanas la plana mayor de Estados Unidos, el bloque opositor se consolida y suma a MC, Bartlett anuncia que sí van a indemnizar y reparar daños a empresas eléctricas privadas, rechazan los fallos judiciales a favor de que Rosario Robles continúe su juicio en libertad, hacen el “oso” ante la concesión de TELMEX que explota Carlos Slim y reciben la paliza de la comunidad académica y científica del país por los juicios contra la UNAM, no son síntomas de un juego inteligente, sino al contrario, y eso es lo malo.