El repunte, 3° ola o como usted le quiera llamar, del COVID-19, ya es un hecho, cuando se avanza a pasos acelerados a los niveles más altos en los que estuvimos a finales del 2020 y principalmente a inicios de este año, luego de que el viernes pasado los casos y fallecimientos ascendieran a 43,464 y 6444, respectivamente en Sinaloa.
Tal es la alarma, que en base a los pronósticos del ascenso que la pandemia está teniendo, que ya se están tomando medidas de emergencia como en los peores momentos, así lo indican las medidas de la UNAM que declaró continuar con clases a distancia hasta 2022.
La determinación de la UNAM ha sido radical: No habrá clases hasta que no existan tres semanas consecutivas del semáforo epidemiológico en verde, y se prepara para que el primer semestre del ciclo escolar 2021-2022 continúe sin clases presenciales.
Los datos recientes, que las autoridades de salud han informado, no son alentadores y vuelven a colocar a la población en la más completa incertidumbre pese a todos los esfuerzos de parte de los gobiernos federales y estatales, para admitir que la pandemia va de salida.
Es cierto que es muy difícil resolver dos problemas fundamentales para cualquier sociedad al mismo tiempo si se contraponen, como resulta la salud y la actividad económica, que son fundamentales para el funcionamiento de toda sociedad.
Y más en actividades económicas y sociales que son de interacción social intensa, constante y de mucho contacto como son los servicios de todo tipo, como viene a ser el caso de Sinaloa, donde el 70% de su sociedad se desenvuelve en ellos.
Nuestra sociedad requiere mucha disciplina y ya hemos visto que no la tiene, de lo cual no son consientes nuestras autoridades que no promueven medidas, y menos vigilancia, rayando en la irresponsabilidad absoluta, al extremo de ir a Durango el gobernador del estado a desmentir al secretario de salud de aquel estado de que en Mazatlán no había riesgos de contagios.
Por eso no es ocioso insistir en que el congreso del estado les llame a comparecer para que informen de sus acciones frente al COVID-19 en Sinaloa e informar qué plan tienen para lo que se está presentando y casi seguro viene.
¿Habrá clases presenciales en las escuelas de Sinaloa el próximo ciclo escolar? ¿Continúan los grandes negocios de servicios al tope en sus aperturas? ¿Seguirá el comportamiento indolente de las autoridades ante la conducta de la ciudadanía? En fin, lo más probable es que será lo que ellos quieran.