Hoy, en estos momentos que todos los micrófonos se abren y las voces se escuchan por todos lados y de todos los colores, debería ser el momento de hablar sobre lo que más interesa a la gente y sobre los verdaderos cambios que requiere la sociedad para progresar, es de lo que menos se escucha y, por eso, valen mucho los esfuerzos que realiza el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, para asumir, como gobierno estatal, la iniciativa de organizar la elaboración social de una propuesta que modifique el actual pacto fiscal y se establezca un sistema más equitativo entre estados y federación.
Lo que parecía un gran movimiento y que, en mi opinión, representaba la piedra de toque del grupo de gobernadores del “pacto federalista”, al transcurrir las semanas y los meses se ha venido diluyendo, perdiendo iniciativa, perspectiva y efectos políticos en la coyuntura electoral, quizá por una visión estrecha de lo que iniciaron o por imbuirse los gobernadores en la política electoral de sus estados, quizá dándoles la razón a quienes pronosticaron que fracasarían.
Por eso, el gobernador Enrique Alfaro tiene mucho mérito en sostener esta demanda medular de todos los estados del país, sobre todo los que más aportan impuestos al gobierno federal, precisamente porque ahí radica en buena medida el poder centralista y autoritario del gobierno presidencial, que aplasta y subordina a los estados, al extremo de vivir negociando siempre lo que le asignan y la zozobra de que los someten con otros instrumentos de la federación como ahora ocurre con el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.
Tienen razón Javier Corral y Enrique Alfaro, gobernadores de Chihuahua y Jalisco respectivamente, al no haber firmado el desplegado de apoyo al gobernador de Tamaulipas porque hay un juicio en curso, constituido en las instancias judiciales correspondientes y los delitos acusados son muy graves, pero eso lo que refleja es que la alianza federalista tenía razón en su programa de reivindicación de los estados ante el gobierno federal y el error de haber abandonado la demanda central de un nuevo pacto federal, lo que les hubiera permitido en este momento tener la iniciativa política, incluso la electoral, y no haber permitido que la coalición PRI, PAN y PRD prácticamente se haya desdibujado.
Si saben los gobernadores que el gobierno federal tiene el dinero y el garrote, saben perfectamente que se generarán controversias y estas se resolverán a favor del más poderoso, como lo es el gobierno federal ahora.
Ojalá y que Enrique Alfaro continúe con este esfuerzo, lo acelere y lo meta en la contienda electoral, primero para que no decaiga más, segundo para activar el tema principal de todos los estados del país y tercero para elevar la discusión de la política tan empobrecida por todos los partidos políticos hasta ahora.
Si esta oportunidad que están organizando los jaliscienses llega a superar las fronteras de su estado, lo retoma la alianza federalista y se mete a la contienda electoral, puede sobrevivir para que después de junio se reorganicen los estados comprometidos y se retome con mayor fuerza. Ojalá.