columna joseluis

No cabe duda que hoy más que nunca resulta evidente que en política no es lo mismo ser oposición que gobierno, o como dijo hace algunos meses nuestro estimado Audomar Ahumada, a quien deseamos pronta recuperación, “no es lo mismo ser borracho que cantinero”.

 

Traigo a colación lo anterior por lo evidente que está resultando el gobierno de AMLO en sus desconocimientos, errores e improperios, cuando varios de sus liderazgos, empezando por el presidente López Obrador, van acumulando errores (cuestión normal en cualquier desempeño) día tras día, sin tener la más elemental precaución, en algunos casos que sus decisiones son verdades torpezas que rayan en lo absurdo.

 

Los señalamientos día a día se van acumulando al grado que poco a poco la percepción de la buena intención y el noviciado se transforma en la certeza de la ineptitud al parecer irremediable.

 

Son tantas cosas las que ya se han acumulado, pero lo ocurrido en las últimas semanas viene a rayar en lo patético, como han sido los casos de la consulta para enjuiciar ex presidentes, la rifa del avión, la ley de amnistía y la renuncia de Jaime Cárdenas al “Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado”, porque algunos funcionarios se estaban robando algunos de esos bienes y la cancelación de los fideicomisos.

 

A lo que se suma el asesinato por la guardia nacional de una señora en Chihuahua, el conflicto sobre el agua de aquel estado, la ruptura de los gobernadores de la “Alianza Federalista”, rematando con el mensaje del presidente mexicano al seno de la ONU, completamente fuera de contexto.

 

Y para rematar, no atender como merece el peor flagelo que nos azota, como es la pandemia, la crisis económica y la inseguridad pública, que a todas luces apunta a un recrudecimiento por la falta de dinero en los gobiernos, la quiebra y contracción de las empresas, la reducción de los ingresos fiscales, el crecimiento de la pobreza y para rematar la creciente desconfianza de la inversión en relación con el gobierno, cuando el mercado del dinero se contrae por la crisis mundial y aquí prácticamente le vamos cerrando la puerta.

 

Ser oposición es muy fácil porque las consecuencias de los errores (si así fuera el caso) de ahí no pasa, pero los errores en el gobierno si tienen consecuencia de todo tipo, como lo hemos estado observando en el desempeño del gobierno de MORENA.

 

Y resulta más frustrante cuando se trata de un gobierno de izquierda, porque se supone que representa una corriente social avanzada, progresista y moderna, que tiene regularmente en su razonamiento, juicios y propuestas una base científica, legal y bajo principios que se orientan a la igualdad, la democracia y la libertad, cuestión que no se refleja ahora y está resultando un fracaso.

 

Los seres humanos siempre tenemos esperanza en que todo puede y va a cambiar, trátese de lo que se trate, y que el gobierno de AMLO es factible se reoriente y se componga “por el bien de todos” como reza su slogan, pero cada día que pasa parece que es peor y esa esperanza se empequeñece. Lástima.