lopez duarte

Para la familia del amigo Gabriel Silva Parra, nuestra solidaridad, descansé en paz. Para Imelda Castro, un abrazo solidario ante el fallecimiento de su señor padre.

Por 20 votos a favor y 19 en contra se rechazó el dictamen de la comisión de fiscalización sobre la cuenta pública del gobierno del estado, escribiéndose así otro episodio nefasto de esta negra historia que significa avalar la opacidad, las irregularidades y desviaciones del erario público, cuando hay evidencias suficientes de que las cuentas públicas no están claras.

Resulta absurdo, sobre todo para el ejecutivo estatal, colocarse en esta circunstancia porque al final su credibilidad se va a los suelos y la percepción que resulta de tanta maniobra obscura es precisamente la que se quiere transmitir: La sospecha.

No se puede estar señalando insistentemente que se trata de un pleito de MORENA contra el gobernador, cuando existen en los informes de la Auditoría Superior del Estado (ASE) muestras claras de que las cuentas del gobierno estatal no están suficientemente sustentadas, al no apegarse a la norma ni a los procedimientos de ley, que se traducen en evidencias de manejos deshonestos.

¿De qué le sirve al gobierno del estado conseguir mayorías forzadas que dejan un cúmulo de sospechas que provocan más dudas que certezas? Y además se genera un espectáculo que denigra en especial al poder ejecutivo y a sus comparsas que se prestan para producir estos resultados legislativos.

El informe de la ASE (Auditoría Superior del Estado) con los datos que presenta en las irregularidades del manejo de las finanzas del gobierno estatal son contundentes. Casi tres mil millones de pesos de deuda pública contratada a corto plazo que se suma a otro tanto de la auditoría del 2017; la inversión en remodelaciones y construcción de estadios así como de nuevas oficinas para el gobierno, otros tres mil millones de pesos. Haciéndose las preguntas ¿quién le autorizó al gobernador esos gastos y ¿en qué parte del presupuesto anual vienen esas inversiones?. Así se puede seguir en todo lo que cuestiona la ASE de la obra pública del gobierno del estado.

Si los diputados leyeran a conciencia los informes que les presenta la ASE, automáticamente rechazarían las cuentas del gobierno estatal, que debieran someterse a escrutinios más exhaustivos para tener mayor pulcritud y honestidad.

De lo que resulta muy obvio la actitud corrupta de varios diputados que se prestan para aprobar esto manejos.

Y en particular debe cuestionarse severamente el rol recurrente del PRI, de que esté quien esté en el gobierno del estado su vocación no es a que la vida pública sea más transparente, la rendición de cuentas sea real y la honestidad prevalezca sobre tanta triquiñuela.

La biblia ya lo dice “en arca abierta hasta el más justo peca”, y el refranero popular insiste en que “el dinero es el diablo” y si a eso se le agrega que “la carne es débil”, pues no faltará quien concluya que alcanzar la pulcritud y honradez en los dineros públicos sea prácticamente misión imposible.

Pues precisamente por todo eso se han creado las reglas, los mecanismos, los procedimientos y las formas de ejercer el servicio público, labor que debe ser conocida por todos, en lugar de producir más corrupción comprando diputados.

En fin, solo nos queda recordar la frase de Shakespeare: “Algo huele a podrido en Dinamarca”.