4° y última parte
Nos referimos previamente a tres personalidades que encabezan los liderazgos políticos de Sinaloa, Rubén Rocha, Héctor Melesio Cuén y Jesús Vizcarra, pero indiscutiblemente tenemos una riqueza más grande de políticos de todos los partidos, incluidos los ex gobernadores que siguen siendo factores influyentes en la vida sinaloense.
Lo hemos dicho antes que la lista es tan numerosa que casi siempre omitimos involuntariamente, pero sin duda es muy extensa, como las del sector empresarial con Juan Pablo Castañón y Edna Fong, de los partidos políticos Jesús Valdez, Sergio Torres, Mario Zamora, Adolfo Rojo, Audómar Ahumada, Imelda Castro, Aarón Rivas, Aarón Irízar, el “Químico” Benítez, Jesús Estrada, Raúl Inzunza, Juan Ernesto Millán, Rosy Fuentes de Ordaz, Gerardo Vargas, Angelina Valenzuela Benítez, Luis FelipeVillegas, mi amigo “el general” Pucheta que dirige la tropa mazatleca y que decir de Aurelia Leal en Guasave.
Pero con tanta gente destacada con tanto liderazgo, experiencia y capacidad de gobierno que sintetizan todas ellas cabe una pregunta ¿Es posible la unidad política, electoral y de gobierno de todos? ¿Por qué la pregunta? Por una sencilla razón, ¡Necesitamos un gobierno emergente que levante a Sinaloa y lo proyecte en el país y en la dinámica mundial!
Y peleados, en disputas eternas sin ser capaces de convertir la política en lo que es: El arte de lo posible y la capacidad de los acuerdos.
Seguir peleando para administrar gobiernos que se arrastran ante el centralismo presidencialista y aquí ante los poderes fácticos, pues simplemente es admitir que la política no es la virtud para hacer las cosas, sino la de colocarse para tomar las cosas, desnaturalizando por completo el servicio público para convertirlo en servicio personal y privado.
Cuestión que convertirá las campañas electorales en meros simulacros y competencias de mercaderes, pero no en figuras de estadistas en ciernes que se preparan para transformar la realidad de nuestro querido Sinaloa.
Por eso es fundamental pensar en cambiar las cosas no para cuando lleguen sino antes de que empiece todo. Alguien dijo que si vamos a seguir pensando igual que antes, vamos a seguir haciendo lo de antes y de eso no se trata, el objetivo es cambiar para progresar.
¿Cómo vamos a cambiar? Primero asumiendo que no queremos pelear, que deseamos la unidad y que esta pasa por dar lo que deseas recibir: respeto y reconocimiento a los demás para empezar, enseguida voluntad para discutir y acordar, y en tercer lugar capacidad para transitar con la nobleza y generosidad de lo que construyen para la sociedad.
Por eso es absurdo pensar como partido político o como corriente social política y económica o como un omnipotente individuo. Debemos pensar en que todos contamos, todos valemos y todos podemos aportar algo.
La situación de Sinaloa y de México será terrible los próximos años, por eso es recomendable pensar en que necesitamos sublimarnos y al mismo tiempo ser humildes y generosos.
A la contienda electoral del 2021, para elegir nuevo gobernador, llegaremos en el peor escenario de la historia política de Sinaloa, en una tormenta perfecta dónde lo más cierto sea el fracaso de todos y nadie tenga salvación, con un costo social impresionante que nadie sabe cuánto tardemos en recuperarlo.
La pandemia, la crisis económica, la crisis social, la ingobernabilidad de un país dividido, la violencia y la inseguridad significan un deterioro de todas las clases, tan impresionante que en una disputa sin acuerdos, quienes ganen emularán a Pirro, porque en esta crisis que vivimos su solución requerirá muchos años y talento político para superarla.
La unidad de un pueblo y más la solución de sus problemas lo vale. Bueno, eso creo.