columna jose luis lopez duarte

 

Según el informe de CONEVAL del pasado lunes sobre los efectos de la pandemia en la economía, alcanzará niveles desastrosos, tanto que el organismo gubernamental estima que la pobreza extrema crecerá hasta diez millones y la pobreza rebasará los 60 millones de mexicanos, cuando hoy se considera existen entre 4 y 5 mexicanos en pobreza extrema, y 50 millones en situación de pobreza.

 

Ello se desprende del daño económico que se sintetizará en una pérdida de empleo estimada en 2 millones de empleos formales y 3 millones informales, cuando de diciembre a la fecha sumamos un déficit de 800 mil empleos formales y más de un millón de empleos informales.

 

Todo esto cuando aún no terminamos los efectos de la pandemia, ni sabemos el tamaño del daño, como tampoco conocemos el mundo que enfrentaremos después y que, en buena medida, se tendrá que reconstruir.

 

Pero lo que ya tenemos y sumando lo que se avecina el pronóstico estima una catástrofe de ese tamaño, inédita en la vida económica del país.

 

La destrucción de fuerzas productivas, empresas y trabajadores, será de tal magnitud que vale la pena reflexionar, como lo están proponiendo muchos, sobre la lógica del capital e intentar repensar una nueva economía que sustituya la piedra angular de la ganancia por la de la sobrevivencia, principio general que implicaría una revolución cultural muy improbable aún, pero el hecho de pensarlo ya es algo.

 

¿Un capitalismo más humano? Quizá. Pero eso nos llevará un tiempo y solo puede prosperar si los problemas que deje la pandemia se abordan en ese sentido.

 

Por eso extraña sobremanera el discurso de AMLO y la 4T que no asimilan ni el rol que tienen ni dónde están parados, cuando confrontan, dividen, simulan, engañan, es decir, les gana la inmoralidad intrínseca del poder y más aún de un presidencialismo arcaico que ya hace tiempo prescribió como forma de gobierno.

 

La situación obliga a un nuevo pacto para la reconstrucción, recuperación y reorganización del país. No se puede desdeñar el programa integral de 68 puntos que los grupos empresariales le propusieron al gobierno, como tampoco el que los gobiernos de todos los niveles no se hermane y que a todos los trabajadores del país se les garantice un ingreso “único vital” como lo propuso el PRD recientemente para darle certidumbre a todos que tendrán un ingreso familiar básico.

 

Necesitamos medidas emergentes como esa propuesta del PRD, como medidas para rescatar las MYPIMES y confianza a los trabajadores informales, como seguramente muchas empresas, pequeñas, medianas y grandes, también sufrirán y requerirán esfuerzos de todos.

 

Lo que vivimos es un periodo especial que no sabemos hasta dónde llegará, por lo que necesitamos conciliar, hermanarnos, abandonar las visiones egoístas de la ganancia, como el fanatismo del absolutismo. Ni una ni otra cosa tienen salida en este contexto… bueno si, el fracaso.