Discutir el tema del agua, es discutir el problema de la vida, de la existencia de la vida en la tierra por que está íntimamente ligada a todo el hábitat del planeta, lo que implica hablar del cambio climático y todas las derivaciones que de el se puedan hacer.
La convocatoria de CONAGUA al foro sobre el agua este 5 de febrero en Culiacán en la asociación de agricultores (AARC), es parte de los foros que se están realizando en todo el país para elaborar el plan nacional de desarrollo (2025-2030) de la presidenta Claudia Sheinbaum, en un sinnúmero de foros sobre todos los temas de políticas públicas, como lo mandata la ley nacional de planeación.
Las políticas públicas que de aquí emanen, serán los ejes rectores del gobierno de la república, los gobiernos estatales y todos los municipios del país y obviamente, repercutirá en cambios legislativos.
El caso del agua será sin duda un tema toral del gobierno de la república, tanto por la crisis hídrica que vive el país, el crecimiento de las zonas áridas, el descuido sanitario y preventivo de los gobiernos locales, la falta de cultura sobre el agua y el rezago en ciencia y tecnología para crear cambios atmosféricos que provoquen lluvias, como es también la transformación del agua salada del mar en agua “dulce” tanto para consumo humano, como industrial y agrícola, así como también el sistema de cultivo y semillas mejoradas que impliquen menos consumo del agua.
Discutir el problema del agua, es como abrir “la caja de pandora”, simplemente por que todo el medio ambiente lo incluye, la afecta o la beneficia, por lo que no es posible una discusión parcial, limitada, si no que debe ser global con todos los factores que inciden en todo el habitar, básicamente englobado en el cambio climático, como el fenómeno que implica todas las crisis medioambientales y representa la lucha en contra de ese cambio climático, el bien supremo de toda la sociedad.
Esa lucha por el bien supremo debe coordinarlo un conjunto de políticas publica de carácter transversal, que como una diáspora, implican a todos los programas, planes y políticas de gobierno, que las interrelacionan para converger en ese mismo propósito.
¿Cuántos temas como el del agua con este carácter podrá tener el plan de desarrollo nacional? No se sabe aún pero serán interesantes las conclusiones generales a las que arribe, por que al final también deberá incorporar los marcos internacionales plasmados en convenios firmados por Mexico con todos los países, sobre el agua, cambio climático y otros temas, como fue en su tiempo el desarme nuclear, que significo el fin de “la guerra fría”.
Seguramente en el foro de CONAGUA concurrirán académicos, científicos, inventores, productores agrícolas, colegios de ingenieros, universidades, industriales y quien sabe que más, que tocaran temas puntuales, específicos y locales, incluso casos concretos, pero el dilema seguirá siendo, como se insertan estos esfuerzos, en la construcción de un movimiento cultural, que implique a toda la sociedad.
Al final del día ese es el reto toral, que la sociedad adquiera conciencia y esta se convierta en acción cotidiana que provoque la acción colectiva en cada ámbito.
Ya sabemos que el cultivo del maíz se lleva el 60 por ciento del agua de todos los cultivos en Sinaloa ante lo que cabe preguntarse ¿puede seguirse expandiendo la superficie de cultivo de maíz? E incluso ¿se puede reducir?
O vayamos a otro enfoque ¿hasta qué niveles el agua almacenada se debe consumir en cultivos agrícolas? ¿hasta que se acabe? Como ocurrió este 2024.
¿Es factible cerrar embotelladoras de refrescos y cervezas? ¿se puede limitar?
Al final, por donde se toque el tema del consumo del agua, surgirán intereses que chocaran, ante todo eso ¿qué hará el gobierno? Por eso el tema es tan complejo, pero es urgente enfrentarlo.