columna jose luis lopez duarteHay quienes consideran que estos juicios obedecen más a fobias que a criterios de análisis políticos, pero como siempre ante “la duda infinita” como planteaba un filósofo en busca de la verdad y que recientemente plasmo en su autobiografía el ex-gobernador Francisco Labastida Ochoa, “la duda sistemática”, siempre está el juicio de los hechos y lamentablemente los saldos del gobierno rochista, no los favorecen y sus ajustes en el gobierno, debieron ser para buscar una solución y en esa perspectiva se inscribió Feliciano Castro como secretario de gobierno, de quien se espera mucho más de lo que ha hecho, precisamente por su trayectoria y raigambre política que presupone otros resultados más positivos.

 

Después de su tercer informe de gobierno de Rubén Rocha, se impuso un cambio necesario luego de los saldos de la primera mitad del gobierno, por lo que era de suponer que en esa lógica se inscribían los cambios en el gabinete, pero no han resultado así, lamentablemente.

 

Y cuando señalamos específicamente el caso del secretario general de gobierno es por que esa dependencia era la clave de esa recomposición y que una de las figuras de MORENA más apropiada para ese viraje, era precisamente el entonces diputado Feliciano Castro.

 

Y ¿por que suponerlo de esa manera? Por cuestiones muy elementales, como lo es que viene de una trayectoria de 50 años en una lucha política de izquierda, ha sido un intelectual político con rasgo sobresaliente, ha tenido la experiencia personal de encabezar luchas sociales en casi todos los sectores sociales y fue líder del principal partido opositor en Sinaloa, el PRD.

 

De ahí que la conclusión lógica, elemental, sea la de proponer e impulsar un conjunto de cambios en el gobierno rochista, como son fortalecer desde el gobierno los diversos sectores, mejorar las condiciones de los pescadores ribereños en los 42 campos pesqueros de Sinaloa, elevar significativamente la inversión pública en promoción de lotes, techos y mejoras de vivienda ante el enorme déficit que se elevó en el sexenio de Quirino Ordaz, cuando desapareció el INVIES.

 

Ahora no se diga enfrentar la enorme crisis que prevalece en el campo Sinaloense ante toda la crisis que se ha acumulado en los últimos dos años. Empezando con la sequía tan letal, bajar la producción de granos, enfrentar la crisis de inseguridad y violencia que se está haciendo perenne, por lo menos en Culiacán.

 

Me van a decir de nuevo que esas son tareas que no competen al secretario de gobierno y en estricto sentido tienen razón, pero desde el punto de vista político si la hay, por que el secretario de gobierno es en los hechos, quien coordina todas las secretarias y dependencias, al mismo tiempo que es la “correa de transmisión” entre gobiernos estatal, gobiernos municipales y el propio gobierno de la república.

 

Ser secretario general de gobierno no es cosa simple, por el contrario, es sumamente complicado por que vela por todo el gobierno y cuando me refiero al gobierno, es a los tres niveles y los tres poderes del mismo.

 

La crítica no es un asunto personal y mucho menos institucional, la crítica encierra la urgencia de que el gobierno de Sinaloa no zozobre, que se recupere de su crisis, que se prepare mejor ante los retos de que las cosas empeoren, producto de factores externos que tendrían efectos nocivos para Sinaloa.

 

En fin, se trata de que el gobierno se fortalezca, lo que no puede darse en base a zalamerías, indulgencias, ganas de revancha en y desde el poder, por que esa sería la peor ruta al fracaso.