El verdadero debate político e ideológico nacional, que debió darse después de las reformas de AMLO en materia energética del 2022 y que pretendieron regresar la preponderancia a CFE y Pemex, es él que se está dando hoy y lamento profundamente que sea hasta ahora, porque es el gran meollo del debate del país que se debió haber dado entonces y no ahora después de la elección de junio pasado.
Otro fuera el cuadro político, otros fueran los resultados electorales y otras las condiciones de las fuerzas políticas, y no la aplastante victoria que construyó MORENA y que ahora hace mucho más difícil la confrontación con ellos, tanto en lo ideológico, como en lo político.
Con un vacío político después de la derrota y fracaso de la oposición en junio, el sentimiento de orfandad política y el desánimo han cundido, lo que ha facilitado la dispersión de las fuerzas opositoras y la sensación de que la 4T ya es imbatible y avanza a una dictadura.
Pero como decía el viejo Galileo Galilei “y sin embargo se mueve”. Es cierto que la “marea rosa” ha perdido mucha convocatoria, que los órganos electorales y judiciales no han parado en nada ni atendido ninguna queja y opinión, todo lo han resuelto a favor de la 4T y eso abruma por supuesto, pero lo que no entienden AMLO y sus acólitos, es que la economía es política y si la política se mueve también lo hace la economía, por lo que los agentes económicos, llámense socios, clientes, prestamistas, acreedores e inversionistas lo están haciendo y se han convertido en “la última frontera” contra la 4t en sus pretensiones de convertirse en una dictadura.
Y aquellos agentes económicos que se movieron en la coyuntura política y no participaron en las elecciones o lo hicieron por el “estatus quo” creyendo que no pasaría nada y que los de la 4T y su nueva doctrina de desarrollo nacional era puro “rollo”, hoy están despertando de ese letargo, se están dando cuenta que no eran solo ladridos de la 4t para la galería y que ahora demuestra que se trata de dar una vuelta hacia atrás a la rueda de la historia, para establecer un capitalismo de estado el que forzosamente no coexistirá en una democracia y necesita como su tanque de oxígeno una dictadura.
Ahora se está dando cuenta nuestros socios comerciales Estados Unidos y Canadá, los inversionistas extranjeros, los tenedores de bonos de deuda, los grandes bancos del mundo, las grandes instituciones de educación, las corporativos patronales, la cámara de comercio internacional, el FMI y hasta la ONU.
“La última frontera” de López Obrador y la 4T, pareciera un muro sin pies ni cabeza que solo atinan a mascullar lo que hace la 4T pero no actúa, pero que pasará cuando la economía sienta los efectos del deterioro institucional que ha producido MORENA y sus huestes, su reacción política puede ser descomunal y catastrófica, no por lo que lo sepa, sino porque es ciega y cuando eso ocurra los golpes al país a la sociedad ya estarán dados y solo quedarán sus consecuencias.
Por eso, sin ser legítimos en el marco de los estados nacionales y sus respectivas competencias, si se explican y comprenden, los efectos nocivos a los acuerdos y sistemas económicos construidos juntos durante décadas, porque después de firmar un TMEC existen compromisos y ninguna nación puede unilateralmente romperlos, a riesgo a sufrir sanciones reacciones y hasta efectos económicos nocivos a su interior.
La sociedad mexicana está derrotada, sus fuerzas económicas fueron seducidas por “el canto de las sirenas”, ahora sus fuerzas políticas están haciéndolas pedazos, es cierto.
Pero los organismos internacionales, gobiernos, bancos, calificadoras, inversionistas, mercados y socios, cuando tomen decisiones muy probablemente, los efectos nocivos ya no tengan remedio (como ahora el resultado electoral), porque la economía se mueve con pies de plomo y eso es una reacción, no una iniciativa, veremos.