Todo lo que pasa en un día nacional de elecciones, en un país como México, tan gigantesco y diverso, cuando todo se elige, resulta difícil sopesar tantas y tantas cosas que han ocurrido y por la costumbre, ya no nos acordamos cuando todo empezó, por eso recapitular un día después es una vorágine de episodios vividos que pasan como una película a alta velocidad y de repente todo explota como el fin de una pesadilla, despertando de un sueño al lado otra vez del dinosaurio.
Si, la quimera quedo rota y de nuevo de un verano democrático, se hizo añicos, como el cristal cuando choca con la roca, precisamente al descubrir que los episodios vividos no eran una película, si no una operación política que tendría su final domingo 2 de junio.
El pasado domingo, como aquella jauría de “las camisas pardas”, aquellos actores de “la noche de los cuchillos largos” que Hitler uso en su ascenso al poder en Alemania, con el objetivo de aniquilar a los comunistas y luego convertirse en un aparato paramilitar contra los judíos, así se vio el frente electoral que arraso con todo y se llevó “carro completo” en el país, como el viejo PRI, el del partido único.
MORENA y sus aliados ganaron todo en todos lados, dejando bastiones (Aguascalientes, Nuevo León y Jalisco), como rastros de una sociedad democrática y plural que apuntaba a ser y fracaso, producto de una operación absolutamente antidemocrática que se llevo a cabo durante dos años e implementada desde palacio nacional por el propio presidente de la república, desde que destapo a sus “corcholatas”.
Había pasado junio del 2021, la oposición habían dado un salto político derrotando prácticamente a MORENA en las elecciones de aquel mes y de nuevo, después de la derrota del 2018, estaba de nuevo en pie y se convertía en la más seria amenaza a su hegemonía política y hasta la continuidad el 2024 de la 4T.
López Obrador no se durmió en sus laureles y de inmediato inicio la operación de la sucesión presidencial en una clara violación a la ley electoral, a la que nunca el INE fue capaz de frenar y detener. Se impuso la visión autócrata del presidente y prosiguió cada vez mas intenso, su batalla para frenar y descarrilar a la oposición, que fue capaz de reacción con más convocatoria en la sociedad por la defensa de las instituciones y el estado de derecho.
Nadie imagino de que tamaño fue su exclamación de “no me vengan con que la ley es la ley”, hasta que el elefante ya estaba sentado en la sala y amenazaba todo y a todos.
Se adelanto el proceso electoral y se pensó que eso sería suficiente para calmar los apetitos del autócrata, pero fueron en vano opero y opero en cada momento y en todo lugar convirtiéndose en el director de la orquesta controlando y sometiendo todo lo que se podía y se dejaba.
Controlo totalmente a su partido, deshizo a sus adversarios internos, como Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, subordino a todos los gobernadores dándoles manga ancha a todos en sus estados, doméstico y cedió a las fuerzas armadas con más y más poder y dinero, aplasto a la clase empresarial y negocio con los estados unidos la democracia mexicana.
Los pactos fueron su fuerte y especialmente con el enemigo número uno: el gobierno de Biden. Narcotráfico, migración, alianza con china y economía neo liberal, fueron las principales cartas que se pusieron en la mesa y estados unidos se retiró y dejo solo al león con sus ovejas.
Así se configuro el 2 de junio mexicano, así se frustro el verano democrático de México, así se abrió una amplia carretera para escribir los resultados electorales desde una pizarra y no desde la mesa de casillas.
Esa es la historia hasta hoy, lo que vendrá, en noviembre cuando se rompa ese pacto y se elija nuevo presidente de Estados Unidos, México continuara rodeado por la presidencia de la autocracia y quien sabe que más.