A la familia del Prof. Juan Manuel Inzunza Lara, nuestra más sentida solidaridad ante su fallecimiento DEP y para nuestra estimada amiga Sandra... un fuerte abrazo.
Es terrible ver sufrir a un pueblo con un escenario devastador como el que hemos visto del puerto de Acapulco después del huracán Otis que arrollo todo, y más dramático aun con un gobierno nacional y local insensible, torpe y mediocres, que ni la tragedia los mueve, pero resulta aún peor, cuando el tamaño de su reconstrucción rebasara los dos mil millones de dólares y la recuperación de la estabilización económica más de un año, cuando por casi dos décadas, el puerto de Acapulco ha caído año con año en su competitividad y capacidad de atracción turística.
Acapulco vive un drama de dimensiones existenciales, que quien sabe hasta qué escenario puede llegar su tragedia.
El puerto más famoso e icónico de México en el mundo se ha derrumbado y su pueblo esta golpeado en un hábitat desolado que puede llevar varios años reconstruirlo.
Si después de haber sido aquel símbolo de romance, jet-set, centro de los mayores espectáculos del país e historias del romanticismo mexicano e internacional, desde fines del siglo XX ya venía declinando por la emergencia de todo el corredor turístico de Yucatán y el caribe, así como la zona de Vallarta, Mazatlán y “los cabos” en BCS, y aunado con el arribo del crimen organizado al que le abrió cancha Félix Salgado Macedonio, cuando fue presidente municipal de Acapulco.
Levantar una planta productiva destruida casi en el cien por ciento, reconstruir los daños de la vivienda y la infraestructura social indispensable, como electricidad, agua potable, drenaje y transporte, si hay dinero, por lo menos tardara un año, por eso hablamos de una catástrofe.
Y en una catástrofe, sin dramas ni politiquerías, el gobierno debe aplicar estados de emergencia, como fue el ordenar concentrar todos los comestibles, y aplicar también medidas contra la rapiña, el saqueo y el desorden se necesita un gobierno de emergencia.
Por eso no será posible dejar a una Evelin Salgado y a su padre, Félix Salgado, a cargo de nada, dicho con toda la seriedad, por lo que se debe imponer un gabinete que se encabece desde el gobierno federal para implementar medidas de emergencia contra el crimen organizado para evitar que se expanda y hasta asuman el control de la situación.
Y finalmente, no solo para la rehabilitación al más corto plazo de la vida cotidiana, (si se puede hablar de volver) se debe destinar un fondo especial con las propuestas concurrentes de todos los secretarios y dependencias involucradas, al mismo tiempo, que el congreso de la unión modifique el presupuesto federal 2024 y oriente los recursos fiscales conducentes.
Hablamos pues, de una tragedia, guardando las proporciones, similares al sismo de 1985 en la Ciudad de México y de aquella tragedia hay muchas experiencias que aprovechar.