columna joseluisCual Sisifo contemporáneo, el gobernador de Sinaloense se ha dedicado a corromper medios de comunicación y comunicadores, al mismo que se lleva entre los pies valores y derechos humanos. No perdamos de vista que, en la historia de todas naciones, la libertad de expresión, la información y la comunicación, han jugado un rol fundamental en el desarrollo y modernización de la humanidad.

 

No, no ha reparado en los daños estructurales que le esta provocando a la sociedad Sinaloense, sumiéndola en una espiral decadente que hace retroceder a la sociedad a tiempos que habíamos creído idos y sin retorno.

 

El gobernador de Sinaloa, no tiene la más mínima conciencia del daño que esta provocando cuando se exhibe como un autócrata, corruptor y mesiánico, que pretende convertir su gobierno en el de un solo hombre, el de una sola voz.

 

Es lastimoso ver como casas editoriales y periodistas, se han arrodillado al extremo de soportar los insultos, como aquel, “de si no están de acuerdo, pueden pasar por su liquidación del convenio de publicidad” que contrataron con el gobierno. 

 

Como lastimoso es también, ver la persecución política que desato y desata contra sus adversarios abusando del poder que ostenta y manipulando las instituciones públicas para ello.

 

Lo más reciente y escandaloso ha resultado la operación “blitzkrieg” (guerra relámpago), que ha desplazado en contra de la familia Cuen Díaz, a quienes ha clausurado sus negocios  en Mazatlán y Culiacán, como la emblemática “Casa María”, un restaurante de la señora Angélica Díaz de Cuen, los laboratorios y clínicas de Héctor Melesio Cuen y los negocios recreativos de su hijo Héctor Melesio Cuen Díaz.

 

“Qué Casualidad”, dirían en el rancho, que a toda la familia en un día les fueron cerrados sus negocios y todavía dice el profe Rocha Moya que no persigue políticamente a sus adversarios, como si no hubiera sido suficiente con toda la cacería  que ha practicado contra la UAS, había que llegar hasta la ignominia política como lo ha hecho.

 

¿Que no se dará cuenta el gobernador la exhibición ridícula que hace con estos actos? ¿no se enteran que Sinaloa vive muchos problemas como para estar con estos sainetes? ¿acaso cree que esos actos le abonan a su gobierno?¿que no entiende que se desprestigia solo?

 

O acaso ¿de ese tamaño es su desesperación ante la ausencia de resultados de su gestión?

 

Por qué visto que es la persona con más poder institucional y legal de Sinaloa, ¿cómo es posible que ande con esos desfiguros?

 

Están como los viejos caciques del viejo PRI, el de los tiempos del partido único, que podían hacer y deshacer a su antojo, mandando cerrar las cantinas de sus enemigos políticos, para que fueran a pedirle permiso para que los abrieran y hacerles ver quien era el “Jefe”.

 

Quizá eso sea lo que quiere oír de todos el gobernador, el “si, jefe lo que usted diga y mande”, que le hagan hasta volar a los cocodrilos. No importa, vaya, vaya.