columna jorge-El “destape” orquestado por Juan Millán

 

-La planificación de su proceso de sucesión

 

-Sus cinco cartas para la gubernatura del Edo.

 

-El jonrón con casa llena que le bateó MaLoVa

 

(De mi libro en proceso Anecdotario Político Sinaloense, a punto de edición)

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Aquella nublada mañana invernal -ya casi en los albores de la primavera de 2004 – apenas aterrizaba en el aeropuerto internacional de Culiacán (procedente de la ciudad de Guadalajara, sede de una reunión regional de directores de los periódicos de Organización Editorial Mexicana), cuando recibí una llamada telefónica de un número que me era familiar: el del licenciado Jesús Aguilar Padilla, entonces diputado presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado de Sinaloa.

-¿Ya regresó doctor (así me decía siempre); supe que andaba por Guadalajara? – expresó, a manera de saludo.

-Voy llegando en este momento; ni tan siquiera he recogido el equipaje -contesté.

-Quiero informarle, primero que a nadie, que a eso de las 10 de la mañana voy a solicitar licencia para separarme del cargo de diputado y obviamente habrá nuevo presidente de la Gran Comisión. Hoy mismo tendrá que resolverlo el Congreso.

Perplejo, impactado, impresionado, le acoté:

-¿Es lo que estoy pensando…?

-No se me acelere doctor: primero es una cosa y luego la otra; le invitó al Congreso y un café tan pronto entregue a la cámara el documento correspondiente.

Pero no hubo café, desahogado el trámite y llegada la hora. En lugar de eso, me pidió abordar su camioneta, del lado del copiloto y me transportó, lenta y pausadamente, a las oficinas de El Sol de Sinaloa, aquí en Culiacán.

-Lo acabo de declarar: voy a buscar la candidatura del PRI al gobierno de Sinaloa – me dijo.

-Lo supe desde el primer momento. ¿Ya te lo dijo el gobernador Millán?

-Mira: Juan nunca te dice las cosas con todas sus letras; pero te da todos los elementos para su adecuada interpretación. Ya le informé de mi renuncia y me deseó el mayor de los éxitos para lo que se viene. Al rato como con él en el Palacio de Gobierno. ¿Hacen falta más detalles?

A la mañana siguiente, la nota principal de El Sol de Sinaloa, fue concluyente:

“Jesús Aguilar Padilla será el próximo gobernador del Estado”.

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Casi cinco años después, tras una sólida relación institucional y fortalecidos los lazos de afecto que siempre mantuvimos a lo largo de su periodo, me invitó a desayunar a Casa de Gobierno, en su rincón preferido: una sala de juegos al fondo del viejo inmueble, donde solía descansar, atender cosas muy privadas y a veces hasta festejar una victoria beisbolera en la Liga de Veteranos, en la que defendía el uniforme de “Palmitas”.

El menú, el de siempre: fruta fresca, jugo de naranja, pan dulce y de mesa, exquisito queso, machaca, chilorio, frijoles refritos, huevos al gusto y café. Mucho café.

Corría el año de 2009. Faltaba uno para la nueva elección gubernamental.

-Todavía estoy en la cresta de la ola -abrió la conversación-; pero ya voy de bajada y ha llegado un momento ineludible: el de comenzar el proceso de selección en favor de el que me sucederá en la gubernatura del Estado. La tenemos ganada; pero hay que elegir al mejor candidato del partido. Una equivocación pudiera ser muy lamentable.

-¿Ganada? Año con año son más los estados en los que el PAN es el triunfador – observé.

-La tenemos ganada doctor: ya ve la chinga que les acabamos de poner en las elecciones del año pasado (2008: 8 de 8 distritos federales para el PRI-Sinaloa) y la pela que les dimos en las locales del 2007, después del sofocón del 2004. Tenemos un PRI fuerte, consolidado, triunfador. A la distancia veo yo un día de campo.

-Contará mucho el candidato -le acoté.

-Si, claro, será muy importante. Con el que sea ganamos; pero obvio, tendré que analizar muy bien la decisión.

-¿Nombres, señor gobernador?

-Después de reflexionar, observar y seguir con detenimiento a todos los aspirantes; me he quedado con solo cinco cartas. Todas triunfadoras: Jesús Vizcarra Calderón (presidente municipal de Culiacán), Mario López Valdez (senador de la República), mi compadre Abraham Velázquez Iribe (secretario de Comunicaciones y Obras Púbicas del gobierno estatal) y los diputados federales Aarón Irizar López y Oscar Lara Aréchiga. ¿Qué te parece?

-¿Dice algo el orden de presentación…?- inquirí con curiosidad.

- Capto el significado de tu pregunta. Seguramente tu piensas, como muchos otros, que Vizcarra tiene, desde ahora, mis simpatías y mi apoyo por anticipado. Es más, a los cinco les daré completa libertad para que, a partir de este momento, comiencen a construir su candidatura, pero dentro de lo que la ley señala. Llegada la fecha, me inclinaré por quien haya hecho las cosas mejor y por quien me garantice que será el idóneo para la gubernatura del Estado.

-¿Piso parejo para los cinco?

-¡Piso parejo para los cinco! Si no lo hago, entonces si me puedo equivocar y si me equivoco puedo correr el riesgo de no entregarle la gubernatura a un miembro de mi partido. Cuando sea el momento los juntaré a los cinco; les comunicaré mi decisión y los comprometeré a unir todas sus fuerzas alrededor del elegido.

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Mario López Valdez está frente a mí. Hundido en el enorme sofá de la oficina de la dirección de El Sol de Sinaloa, con evidente esfuerzo por dibujar una sonrisa en su rostro. No ha tenido empacho en reclamarme que El Sol ha tenido una actitud de parcialidad en la cobertura de las actividades de los cinco aspirantes y que evidentemente el gobernador Jesús Aguilar -aunque todavía no se da a conocer su decisión – ya tiene su gallo: Jesús Vizcarra Calderón. MaLoVa está de visita en la sede del periódico. Le acompaña el doctor Renato Gutiérrez, uno de los principales promotores de su candidatura.

Ya es diciembre de 2009 y las fiestas de la época están en puerta; pero eso no levanta el entusiasmo de Mario, quien con voz pausada, tono grave y cejas arqueadas, dice:

-A ti, amigo Telles, que le gusta tanto el beisbol, como a mí, le quiero decir una cosa: yo solo quiero que Aguilar me preste el bat y que me deje batear y que gane aquel que mande la pelota más lejos. Mira: si ese es Vizcarra yo mismo voy por la pelota, la traigo, se la doy en sus manos y me sumo a su equipo; pero lo mismo quiero yo para mí y ya se lo dejé muy claro a Aguilar. Si soy yo el que envíe la bola más lejos, quiero ser yo el que gane el partido.

Publicados, en mi columna Agenda Política, los sentimientos de MaLoVa, llegó rápido, al día siguiente, la réplica del gobernador Aguilar:

-Mi estimado doctor Telles -conversamos de nuevo en Casa de Gobierno-: parece que hay algunos que, a pesar de jugar beisbol todos los domingos, pretenden ignorar que para anotar carrera, lo primero es llegar a la primera base, luego la segunda, luego la tercera y después el home. Todo a su tiempo: primero lo primero. Si no bateas, nunca lo lograrás. Menos si ignoras o desatiendes las indicaciones de tu manager.

-Eso es lo que pide MaLoVa, precisamente -le repliqué.

-Me explico mejor querido amigo: antes de batear o de jugar cualquier posición, hay algo ineludible, que primero tienes que formar parte del line up. Si no estás en la alineación, pues simplemente no bateas y ya, porque sencillamente no estás en el equipo.

- Comprendo; pero en este juego ¿ya hay algún embasado? -cuestioné.

-A lo mejor sí; pero ese embasado puede ser out, en un revire del pitcher o del cátcher, incluso en un intento de robo. Nadie le garantiza a ese embasado que será él quien anote la carrera de la victoria.

-Usted me dijo que el ampáyer sería imparcial; que todos usarían el mismo bat y que el suelo estaría parejo…

-Y lo está mi director, lo está; quienes piden una segunda o tercera oportunidad para batear es porque desaprovecharon la primera y se quisieron pasar de listos aún y cuando conocen muy bien las reglas del juego, en el que la institucionalidad juega un papel preponderante. Ya falta poco para conocer el score y al ganador del partido.

Así, convencido de que, de plano, ya no era parte de ese equipo, Mario López Valdez cambió de bando, uno en el cual le ofrecieron la posición de cuarto bat, respaldado por una sólida alineación.

Y justamente en el juego por el campeonato se enfrentó al team al que recientemente había pertenecido. Se plantó ante el pitcher Jesús Aguilar Padilla y apenas en su primer turno, con las bases llenas, cazó la clásica curvita de Aguilar a la esquina de afuera, para conectarle un jonrón que marcó historia en la política de Sinaloa.

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