columna jorge

- Lo entregó el Secretario de Gobierno

 

- Necesaria la modificación al Artículo 40 constitucional

 

- El factor gobernabilidad, presente en el mandato de Quirino

 

- Salud regresa a Sinaloa al color amarillo

El pasado domingo, 15 de noviembre, el secretario general de Gobierno Gonzalo Gómez Flores hizo entrega, por escrito, del cuarto y ya penúltimo informe de labores del gobernador Quirino Ordaz Coppel – ante el Poder Legislativo - en los términos establecidos en el artículo 40 de la Constitución Política del Estado de Sinaloa.

 

El año entrante, este ritual (en épocas pasadas tan lleno de protocolo, glamour y oropel) ya no tendrá lugar el 15 de noviembre por la simple y sencilla razón de que el periodo de Quirino concluirá el 31 de octubre, lo que presupone, por elemental deducción, una adecuación al artículo 40 constitucional, para modificar la fecha de la rendición de cuentas del Poder Ejecutivo al Legislativo, conforme a Derecho.

Podría ser, entonces, el 15 de octubre o en la fecha en que se les antoje a quienes mueven estas cosas aquí en Sinaloa. Es un tema de forma y si mucho me apura hasta irrelevante.

En fin.

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Y bien.

Pues fue el doctor Gonzalo Gómez Flores – de enorme cercanía con Quirino -, quien llevó el documento hasta los recintos del Palacio Legislativo, para depositarlo en manos de la diputada Roxana Rubio Valdez (de extracción panista), presidenta de la mesa directiva del congreso, para lo que resta de la sexagésima tercera legislatura, en un acto avalado por la diputada Graciela Domínguez, titular de la Junta de coordinación política y por José Antonio Ríos Rojo, secretario general del Congreso del Estado.

En el curso de las próximas sesiones, el informe será discutido y analizado al detalle por los diputados de todas las fracciones parlamentarias, quienes acordarán, en su momento, quienes serán aquellos servidores públicos – secretarios del despacho, habitualmente – que deberán comparecer ante el Legislativo, sea ya para aclarar dudas o bien para ampliar los contenidos correspondientes.

Solo hasta entonces, el Poder Legislativo estará en condiciones de pronunciarse al respecto.

De conformidad con lo expresado por el ciudadano secretario general de Gobierno – ojo: no lo pierda de vista -, el informe engloba el estado que guarda la administración pública de Sinaloa, así como el cumplimiento de las estrategias, líneas de acción y metas trazadas en el Plan Estatal de Desarrollo 2017-2021.

-El periodo del cual se informa – acotó “Chalo Gómez Flores – está marcado por la situación extraordinaria de la pandemia, que ha afectado el mundo, el país y al Estado, de tal modo que los sinaloenses hemos enfrentado este histórico desafío con entereza, bajo el amparo y esfuerzos de los poderes, los organismos autónomos, los tres niveles de gobierno, fuerzas productivas y sectores sociales.

En el mismo orden de ideas, ponderó, con institucionalidad, la coordinación en la que se ha trabajado con el presidente Andrés Manuel López Obrador, así como con los 18 presidentes municipales del Estado, sin diferencias ideológicas, ni distinciones políticas de ninguna naturaleza.

Y pues bueno. Ya está el cuarto informe de Quirino en el Congreso del Estado y del análisis del mismo se derivarán, en su oportunidad, cuestiones políticamente interesantes.

Ya lo verá usted.

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A propósito.

A los temas relacionados con el ejercicio de gobierno de Quirino Ordaz Coppel en sus tres años y diez meses – incluidos los grandes desaguisados, como lo fue la catastrófica derrota de su partido en 2018 y la crisis del coronavirus en 2020 – hay que agregarle un aspecto importante, como lo es el factor gobernabilidad, que se ha mantenido dentro de la actual administración – por más grandes y serios que hayan sido los contratiempos a enfrentar.

En efecto, Ordaz Coppel transitó sobre una alfombra roja y entre fanfarrias durante los primeros quince meses de su gobierno (consecuencia natural de una victoria clara y holgada en 2016); pero, a partir del segundo semestre de 2018 todo cambió para Quirino; para su partido y para quienes trabajan a su lado en la consecución de las metas de su Plan de Desarrollo.

La derrota del PRI ante López Obrador fue más que un descalabro para Ordaz Coppel, cuya representación en el Congreso del Estado cayó a mínimos históricos – solamente 8 y de ellos, 5 de representación proporcional -; su partido perdió las presidencias municipales más importantes del Estado y para colmo de males se vio con solo dos diputados y un senador en las cámaras del Congreso de la Unión.

En otras palabras: de haber tenido un congreso absolutamente de su lado, repentinamente se topó con una realidad inesperada: un Poder Legislativo abrumadoramente en su contra, con diputados de nula experiencia política; pero conscientes del papel a desempeñar durante los tres años siguientes.

Aquí es, exactamente, donde Quirino comenzó a aplicar hábilmente el factor gobernabilidad, el cual comenzó a campear en las mesas de negociaciones, de tal modo que el tener en su contra a 32 de los 40 diputados (aunque no necesariamente) terminó por no ser un punto determinante, ni en la toma de decisiones, ni en el cumplimiento de los programas trazados en el PED-2017-2021, como lo citó el secretario general de gobierno, Gonzalo Gómez Flores.

Así las cosas, navegar a contracorriente o aguas arriba no debe ser nada fácil para un gobernador -máxime cuando el presidente es del mismo color que la cámara local de diputados -; sin embargo, Ordaz Coppel encontró la manera y a estas alturas, cuando ya le resta menos de un año de mandato constitucional, la tormenta política parece superada.

Viene, hay que decirlo, otra situación complicada, como lo es el proceso político que ya está en puerta, mismo que causará nuevas olas en el mar de aparente tranquilidad por el cual navega Quirino; pero, no adelantemos vísperas, que pudiera haber sorpresas.

Salvo su mejor opinión, amable lector.

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Por otro lado.

La secretaría de Salud del gobierno federal regresó a Sinaloa al color amarillo, del mapa epidemiológico nacional, al revisar la estadística y cotejarla con la de semanas anteriores, según las mismas cifras de la dependencia. Estábamos en naranja.

¿Qué tomó en cuenta el sector salud?

Básicamente la estabilización de la pandemia desde hace varias semanas, en cuanto a numero de casos y defunciones, así como los porcentajes de camas ocupadas en los hospitales públicos de la entidad.

En efecto, desde semanas atrás, Sinaloa registra entre 80 y 90 nuevos contagios por día y entre 10 y 12 muertes. La disponibilidad de camas es de un 75 por ciento.

¿Qué quiere decir esto?

Que se justifica la apertura de negocios de prácticamente todos los giros – lo que es un verdadero respiro para la economía sinaloense -; pero que, con todo y esto, tendrán que observarse, de manera estricta, todos los protocolos implementados por la secretaría de salud (y algo más de nuestra parte) para mantener la pandemia bajo control, al menos aquí en Sinaloa.

La noticia es buena, indudablemente, aunque con un riesgo ineludible: el de acrecentar los niveles de relajamiento – ya de por si muy altos – por pensar que ya estamos del otro lado, lo que representa una terrible equivocación.

A seguirnos cuidando. No hay de otra.

Y hasta aquí por hoy. Dios los bendiga. Ahora y siempre…

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