columna jorge

-A extremar cuidados, ahora más que nunca

 

-Relajación de conductas, gravísimo riesgo

 

-Quirino, en gira de trabajo por el sur del Estado

 

-Nuevas carreas en la UAS, anuncia el rector

 

Sinaloa está en color naranja, por vez primera desde que inició, semanas atrás, la aplicación del semáforo epidemiológico, por disposiciones de la Secretaría de Salud del gobierno federal. La noticia es buena. Significa que nuestro Estado muestra avances en la lucha contra la pandemia y que el cambio de rojo a naranja liberará algunas otras actividades, todavía paralizadas, para frenar la expansión de la pandemia.

Esto, sin embargo, trae consigo una responsabilidad para el gobierno y todavía una mayor para la sociedad en general.

Para el gobierno del Estado, mayor y más estricta vigilancia en el cumplimiento de las recomendaciones que ya todos conocemos al pie de la letra porque se nos repiten día a día: el uso obligatorio del cubrebocas, particularmente en sitios concurridos; la observación de la sana distancia; el lavado de manos por 30 segundos, cuantas veces sea necesario; la utilización de gel, para fortalecer el aseo de manos y en especial el mantenernos en casa, el mayor tiempo posible. Si esto último no se puede, por todo tipo de razones, sujetarnos a todas estas medidas, si salimos fuera del hogar.

Y para el ciudadano, precisamente, acatar al pie de la letra todas estas indicaciones, lo que no es mucho. En realidad no es un gran sacrificio, cuando la salud y la vida misma están en juego; sin embargo, a estas alturas – cuando la epidemia ya está por ajustar cinco larguísimos meses – es inexplicable la resistencia a tales disposiciones. Bastaría observar, a manera de ejemplo, la enorme cantidad de gente que no utiliza cubrebocas (o si lo hace, no es de la forma correcta) para encontrar las razones por las cuales Sinaloa se mantiene dentro de los diez estados con mayor número de casos y con más muertes a nivel nacional.

En lo particular debería darnos gusto la transición de rojo a naranja y de hecho si nos da; pero también preocupación porque ello implica el riesgo de un relajamiento mayor entre la gente de Sinaloa, que si de por si no se ha apegado a las reglas del confinamiento como tal.

Bajo estas circunstancias, una vez abiertas todas las actividades en nuestro Estado – esenciales y no esenciales – es altamente factible una interpretación dolosa de nuestra gente, para darle rienda suelta a todos los deseos reprimidos a lo largo de este tiempo y reanudar su vida, como lo era todavía hasta mediados de marzo próximo pasado.

Y es aquí, precisamente, donde el gobierno de Quirino Ordaz Coppel y el municipal de Jesús Estrada Ferreiro deben actuar con energía, entereza y decisión, para hacerle comprender a nuestra gente que el cambio de color, cierto, es tanto como ganar una batalla; pero que la guerra contra el Covid-19 continúa y que si nos relajamos más de lo que ya de por sí estábamos, esto se prolongará por un tiempo mayor al previsto, con el consiguiente aumento de casos; de los índices de letalidad y de muertes, por supuesto, que es lo más lamentable.

Está en nosotros señores. A echarle ganas al asunto.

Nuestra vida, la de nuestros seres queridos y la de todos, está de por medio.

Así de fácil.

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Por otro lado.

Particularmente animado y a pesar de los últimos recortes presupuestales, el gobernador Quirino Ordaz Coppel mantiene el dinamismo en su agenda, quizás como una manera de decirle a los sinaloenses que hay que seguir para delante y meterle los kilos al asunto, en medio de esta contingencia, reflejada ya en una crisis sanitaria, en otra económica y posiblemente hasta en una crisis humanitaria, con el paso de los meses.

Quirino, sin embargo, sigue adelante y en los últimos tres días (fin de semana incluido) ha visitado tres municipios de la entidad, a donde ha llevado buenas noticias a sus habitantes: Navolato, Concordia y Rosario. Siempre debidamente protegido, a como lo marcan los lineamientos del sector salud, por supuesto.

Aquí los detalles:

En Navolato, por ejemplo, se dejó ver por el poblado de Yameto (cercano a Altata) para inaugurar cuatro calles pavimentadas con concreto hidráulico; alumbrado público y una escuela primaria. Hace cosa de un año, también estuvo por ahí, para poner en marcha el servicio de agua potable y abrir a la circulación la calle principal, debidamente pavimentada. Se trata de una comunidad que recibe a muchos visitantes, en época vacacional y fines de semana, de tal modo que las nuevas obras contribuirán al despegue del poblado, una vez que las situaciones sanitarias lo permitan.

En Concordia, Ordaz Coppel visitó el poblado de Las Iguanas y La Concepción, además de la cabecera municipal. En Las Iguanas, inauguró un nuevo plantel del Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa; en La Concepción, anunció un programa de vivienda en beneficio de familias de escasos recursos económicos y en Concordia, puso en operación un gimnasio para la práctica de box y demás obras de urbanización.

Y en Rosario – ayer lunes – recorrió la comunidad de Cacalotán, para inaugurar un programa de calles pavimentadas y la cabecera municipal, donde inauguró el segundo piso del mercado popular, al que se le impuso el nombre de “Tito Gómez”.

En todos los puntos, Quirino se reunió con representantes de la comunidad, para escuchar directamente sus problemas y buscar, en conjunto, alternativas de solución.

Si, en efecto, una agenda dinámica, con una característica común: que lleva resultados a peticiones hechas con anterioridad. En las condiciones actuales no es fácil hacerlo, como tampoco es fácil desafiar el riesgo sanitario, para mantener con vida a nuestro Estado en su aspecto productivo.

Y bueno, tiene razón Quirino: la vida sigue. Y tiene que seguir.

¿Hay de otra…?

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Por cierto.

También no obstante su situación financiera, las amenazas en su contra y la crisis sanitaria, el doctor Juan Eulogio Guerra Liera sigue adelante con sus planes de expansión y crecimiento exponencial de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Y para no ir muy lejos, apenas el viernes próximo pasado el consejo universitario – en sesión virtual desde luego -, le aprobó nuevos y variados programas para el ciclo 2020-2021; entre ellos, una maestría y ocho licenciaturas, que vendrán a consolidar la oferta educativa de la centenaria institución para el semestre que se avecina.

Esta nueva maestría y las ocho licenciaturas se distribuyen entre las diferentes escuelas de la UAS, particularmente, las de Nutrición y Ciencias de la Salud. De momento, en forma virtual, como parece indicar que será el próximo ciclo, al menos en su primer semestre, que quede claro.

La UAS, por cierto, inició oficialmente su periodo de vacaciones, tras la conclusión del segundo semestre del ciclo 2020-2021. Un par de semanas después, a preparar todo lo relacionado con la reanudación de las actividades escolares, siempre bajo la premisa fundamental de cuidar la salud de los universitarios, por encima de todas las cosas.

Así de sencillo.

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Paréntesis luctuoso.

Desde tan modesto espacio periodístico, nuestras condolencias a nuestro amigo Francisco Javier Luna Beltrán, ante la irreparable pérdida de su señora madre, doña María Amelia Beltrán, de las mujeres más estimadas en El Rosario.

Doña María Amelia falleció precisamente en El Rosario, a los 92 años de edad. Y a su lado, justamente estaba el amigo Luna Beltrán.

Sabemos plenamente lo que doña María Amelia significaba para Francisco Javier, por su acendrado amor a la familia y su arraigo en la llamada ciudad Asilo. Por todo esto, nuestros deseos de una pronta y cristiana resignación.

Descanse en paz la señora María Amelia Beltrán.

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Y hasta aquí.

Una semana más de confinamiento, para ajustar ya poco más de cuatro meses y ahora ni tan siquiera está la promesa de las autoridades de que esto terminará en un plazo tal. Nada de eso. Ya no se atreven al menor pronóstico.

Hay que seguir con los cuidados extremos, más allá de semáforos epidemiológicos y lo que diga un tal Hugo López Gatell, lo que ya es absolutamente irrelevante.

Dios los bendiga pues.

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