Un buen futuro nace de un presente mirado cara a cara.
Ignacio Solares
El luto volvió a entristecer la Ciudad de Culiacán y a la corporación de policía preventiva. El día domingo pasado Petra Emilia, Ezequiel y Joel Alberto, aparecieron muertos. Eran agentes preventivos y desaparecen cuando iban en camino a brindar un servicio de atención en la sindicatura de Costa Rica. Los tres policías se habían graduado de la Universidad apenas en el verano del año pasado y su perfil registrado es el de esos jóvenes entusiastas y llenos de proyectos que al abandonar la escuela que los formó, creían aportar una nueva cultura en materia de seguridad y de honrar su trabajo y a su corporación. Proyectos y entusiasmo quedaron truncos. Y la sociedad lamenta ese indeseado final.
Los números nos llevan a contar 24 policías caídos en lo que va de la crisis de seguridad que arrancó un día 9 de septiembre de 2024. Y esa pérdida no sólo tiene un enorme impacto en muchas aristas de la actividad social, también nos obliga a reflexionar sobre cómo abordar el vacío que dejan en el trabajo policial y qué solución debemos plantearnos para que al realizar el trabajo de cuidado a la ciudadanía, los policías sobrevivientes también sientan que la sociedad los protege de las amenazas naturales que rodean el trabajo de seguridad.
Policías veteranos nos han hecho llegar algunas propuestas de cómo puede ayudarse a esos agentes policiacos en su trabajo. Como nos parecen prudentes y sensatos dichos planteamientos los reproducimos aquí. Se aconseja que al comisionar a policías para la atención de una denuncia o requerimiento de presencia de agentes, no vaya una patrulla huérfana, ni tampoco solo dos o tres uniformados. La propuesta es que asistan dos o tres unidades móviles con al menos tres elementos cada una, lo que permite una posición de mayor seguridad y capacidad de respuesta a cualquier situación extraordinaria que ponga en riesgo la integridad física y moral de los elementos.
La propuesta anterior se enriquece al adicionar que al término de la jornada de trabajo los agentes de policías sean concentrados en un lugar seguro y luego distribuidos a sus hogares con la protección de sus compañeros en turno. A las medidas propuestas hay un elemento más que se menciona y que debe ser materia de un análisis de los mandos policiales y, por qué no, motivo importante para un debate público. Nos referimos a la vieja polémica que valoraba si al término de la jornada laboral los agentes de policía debían conservar el arma de cargo; es decir, si esa arma oficial debía permanecer en las manos de los uniformados en sus horas de descanso. Como resultado de aquella discusión las armas de cargo duermen en el banco especial de la corporación durante las horas de descanso de esos policías.
Quizá esta última propuesta deba ser valorada de manera más profunda, tanto al interior de las corporaciones como abiertamente por la ciudadanía, pues ello tocaría la coyuntura actual que en materia de seguridad se abrió desde el 9 de septiembre pasado y ha puesto de cabeza muchas cosas en nuestra vida cotidiana y que está creando condiciones para afectar a las generaciones venideras. No lo resolvamos sin valorarlo bien y con el tiempo y espacio debido, pero tampoco dejemos la solución sin fecha determinada y esperando a que el tiempo nos traiga algún milagro que atienda la inquietud planteada y la resuelva de raíz. Dos cosas toman espacio en este tema: la situación que vivimos obliga a considerarlo y muchos policías esperan una respuesta.
Culiacán y 19 municipios más cuentan con corporaciones de policía preventiva de gran experiencia y con responsabilidad probada en diferentes momentos históricos. Sin exceptuar los dos municipios nobeles de Juan José Ríos y Eldorado, pues en ellos están elementos veteranos de los municipios que ocuparon esas coordenadas que ahora delimitan las nuevas células políticas de la vida pública estatal y nacional. Esperemos que de dichas filas emerjan propuestas que hagan más rico el debate público sobre la naturaleza del trabajo policial en tiempos de crisis como el presente y de cómo resolver la ecuación que debe atender el cuidado que demanda y merece la sociedad y la protección de los elementos de policía a cargo de la misión de cuidar a su sociedad.
No tenemos duda acerca de que el tema no se agota al analizar el trabajo y funciones de las policías preventivas municipales, pues la Policía Estatal es una corporación de carácter preventivo que no es ajena a las inquietudes que ya hemos comentado para las otras instituciones policiales. No nos hará ningún daño el que la sociedad dé espacio al análisis sobre los temas planteados, pues la sensibilidad que requieren todos los renglones que tienen vasos comunicantes sobre el tema de la seguridad y de quienes realizan las importantes y delicadas labores de cuidado de la sociedad, es esencial para una sabia solución de todo lo planteado.
Las crisis siempre abren puertas para la imaginación de soluciones que en tiempos de paz y de vida sin prisas no sospechamos. Las crisis son oportunidad para ver los problemas desde otros ángulos, crear nuevos conceptos y atrevernos a elaborar propuestas que den verdadera salida a los problemas que obstaculizan el desarrollo de la sociedad. Y si algo queda claro en los tiempos de crisis profundas y prolongadas es que, ante la magnitud de los problemas, las medidas a tomar deben ser tan grandes y decisivas como lo demanda el tamaño de esas crisis. Una nueva filosofía, con las herramientas de nuevos conceptos y la capacidad de adaptación a las condiciones que nos atrevamos a crear es lo que reclama esta coyuntura especial. Vale.
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X @Oscar_Loza