columna oscarPidamos perdón a Gael y Alexander y a otros 19 niños

muertos en esta imparable ola violenta. No los supimos cuidar.

 

Cuando no nos llueve, nos cae sereno. De alguna manera debemos identificar la difícil coyuntura que estamos viviendo en Sinaloa. Hacer ese ejercicio nos permite dimensionar nuestros males y también tener elementos contundentes para encaminar los recursos necesarios para su solución. La autoridad no tiene porqué evadir el reconocimiento del estado real de la situación ni tampoco negar la importancia de la participación de la sociedad en el análisis y el abordaje del problema. El encuentro entre los poderes constitucionales y el pueblo, que es la fuente de todo poder, será la medida más sabia en tiempos de crisis de seguridad. De crisis humanitaria, hemos dicho desde hace tiempo.

 

Porque creemos en las instituciones reiteramos la propuesta de un trabajo al lado de la sociedad. Cuando las crisis se prolongan, como esta que padecemos por más de cuatro meses, el principio de fatiga empieza a manifestarse en más de dos aristas de las acciones de la autoridad. Y es en ese justo momento cuando el Estado (las instituciones) deben acercarse a su fuente de poder, con el fin de renovar sus fuerzas, de legitimar sus políticas públicas y, ¿por qué no? De enriquecerlas con las iniciativas que surjan desde las colonias, los sindicatos, los organismos de derechos humanos, los colectivos de víctimas y familiares, colegios de profesionistas y organizaciones micro, medianos y grandes empresarios.

 

Y como las amenazas a nuestro legítimo derecho a la paz y al bienestar económico, político, social y cultural, no parte solo de factores internos, sino también de allende las fronteras, la cercanía entre las instituciones y su sociedad debe consolidarse. De los factores que inciden en alterar el orden y la convivencia social en nuestras ciudades y en los espacios rurales, todos sabemos que se incubaron desde hace décadas y que fueron echando raíces en el mundo de la propiedad, en todos los sectores importantes de la economía y los negocios; incluyendo el tejido de la vida social y en no pocas ocasiones el universo de la política. Y ese entramado tan complicado sólo puede superarse bajo un trabajo muy comprometido entre autoridad y sociedad.

 

Cuando hablamos de factores externos, ya hemos mencionado en otras ocasiones el papel que juega el sistema bancario internacional, el complejo industrial militar y el Estado hegemónico norteamericano. En esta semana se reinauguró la era Trump. No es que Biden (que hizo bisagra entre el primer gobierno y este) haya sido una perita en dulce, pero tampoco se comportó como el bravucón del barrio que no busca a quien se la hizo, sino quien se la pague. Llega al poder cuando los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica y otros países) suman el 45 por ciento de la población mundial y con un Producto Interno Bruto superior al G7 (EU, Inglaterra, Alemania, Francia, Japón, Italia y Canadá juntos). Todo ello vuelve vulnerable la economía deficitaria de EU y quizá por eso mismo con una posición de mayor peligro para la paz mundial.

 

México, por su posición geográfica y por mil vasos comunicantes que nos ligan a nuestros vecinos del norte, es un objetivo sobre el cual marchar en la administración Trump. El asunto de la migración es el primer pretexto para presionar o intervenir en nuestra vida nacional. De allí se derivan el despliegue de tropas en su frontera sur (norte para nosotros) y la deportación masiva de migrantes, tanto nuestros como de centroamericanos y del Caribe.

 

Hay dos amenazas más: la declaración de organizaciones terroristas a los cárteles del crimen ligado a drogas y la revisión al Tratado de Comercio (T-Mec). El primero implica una posible aventura de incursión (de intervención armada en nuestro territorio nacional). Lo que pondría el asunto de nuestras relaciones al nivel de los tiempos de su injusta guerra de 1847-48 o de la intervención en Veracruz en 1914 o de la persecución de Pancho Villa en Chihuahua en 1916. Es una preocupación más al fardo de problemas con los que ya cargamos, pero de alguna manera un teatro de definiciones, como en los viejos tiempos ya señalados. Los polkos mexicanos (por James K Polk, presidente gringo intervencionista) aplaudieron la intervención del siglo XIX. Y ahora no han faltado los Trumpianos que simpatizan con las locuras colonialistas de Trump.

 

Creo que el gobierno de Sinaloa tiene la oportunidad de un verdadero acercamiento con la sociedad sinaloense a partir de dos acciones por realizar: en los próximos días el Congreso del Estado deberá designar al presidente de la Comisión Estatal de derechos Humanos. En todo momento debe evitar el error cometido en las dos últimas ocasiones en que se designaron personas no comprometidas con la defensa y promoción de los derechos humanos. La CEDH puede jugar el papel de aliado en las tareas que todos desarrollemos para regresar la tranquilidad a las calles y los hogares sinaloenses, pero para que ello tome cuerpo el designado debe ser una persona con autoridad moral, con amplia presencia social, que dé fuerza a la CEDH y sus iniciativas. Ganarán las instituciones sinaloenses y ganará el pueblo.

 

Existe otra oportunidad para que la imagen y la presencia de la autoridad vuelva por sus fueros en la aceptación de los ciudadanos sinaloenses: la protección de las familias Sin Casa. Es cierto que el gobernador se suma a la iniciativa de la presidente Claudia Sheinbaum y es importante que nos digan que en los próximos seis años se construirán 29 mil casas para familias de trabajadores en Sinaloa. La mitad de esa cifra corresponden a los tres años que le restan de gobierno a Rubén Rocha. Pero con ser importante la cantidad, las necesidades de vivie3nda popular son tan grandes que en 2022 Inegi hablaba de un déficit de 432 mil casas habitación en Sinaloa y el Registro Civil informa que alrededor de 16 mil parejas se casan cada año. De tal forma que habrá un déficit mayor en 2030 que el que ahora tenemos. El gobernador Rocha debe hacer un esfuerzo extraordinario para que no se dispare el déficit y para cumplir los compromisos hechos con los movimientos aglutinados con la Coordinadora Estatal por el Derecho Humano a la Vivienda. Vale.

 

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X @Oscar_Loza