columna jose luis lopez duarteA todas las amigas y amigos, nuestros mejores deseos para este 2023, sobre todo que sigan siendo felices, reciban un fuerte abrazo.

 

Pues reiniciamos nuestras opiniones retomando el caso del COVID-19, que aquí en Sinaloa, desde finales de septiembre, el secretario de salud del gobierno rochista, se le ocurrió quitar la obligatoriedad del cubrebocas en lugares cerrados y prácticamente anunciar con ello el fin de la pandemia, porque los índices de casos hospitalizados y muertes estaban en sus niveles más bajos, destacándolo triunfalistamente, cuando las autoridades internacionales de salud (OMS) persistían en sus precauciones y advertían un invierno crudo en el mundo, con sus obvias consecuencias en las enfermedades respiratorias.

 

No, aquí el secretario de salud, Dr. Cuitláhuac González, obvió los señalamientos sobre su medida de quitar el cubrebocas, dejando de lado por completo opiniones que sugerían cautela ante la pandemia, máxime con lo que había pasado a finales del 2021, cuando mutó el virus a otras variantes más agresivas y letales, como lo fue la Delta y que provocó el periodo más álgido de la pandemia.

 

Ignoró el secretario de salud los diversos comentarios y opiniones, y hasta se burló en un momento de algunos, y la liberación de las medidas sanitarias y el desajuste ante las precauciones sociales, cuando tenían enfrente ya la temporada de la influencia por el cambio de clima y la apertura del invierno tan caótico en nuestra región.

 

Nunca, después de varias dosis de vacunas en varios sectores de la población, se decretó la inmunidad de rebaño, e incluso ni cuando se empezaron a vacunar a los niños menores de 6 años, precisamente la incertidumbre sobre la evaluación de los virus que provocó el COVID.

 

Pero la crisis volvió a desencadenarse precisamente porque en China, de donde el virus salió, porque estalló una crisis social y política de dimensiones con repercusiones mundiales, con movimientos ciudadanos en todo aquel gigantesco país, precisamente por las medidas radicales en busca del nivel COVID cero, saliendo a la luz pública que había entre doscientos y trescientos millones de chinos contagiados, de los 1400 millones que tiene de habitantes aquel país.

 

El resto del mundo, llámese India, Unión Europea, Estados Unidos e Inglaterra, rápido tomaron medidas de emergencia, incluso hasta cerrando fronteras, y aquí en México, sin decir nada, el gobierno en ese marco compraron vacunas cubanas “ABDALA”, que enviaron a todos los estados del país y que reiniciaron las campañas de vacunación.

 

Y eso ocurrió porque fue evidente que el número de casos empezaba a repuntar y la crisis de China crecía como amenaza, al grado que introdujeran esa vacuna a México sin el aval de la OMS y la misma COFEPRIS, las autoridades de la 4T empezaron a aplicarla en todo el país.

 

Tanto ha sido el efecto de lo que se ha dado en llamar “la sexta ola” que las clínicas del IMSS en Sinaloa volvieron a poner los filtros para enfermos de virus respiratorios, fuera de las instalaciones y los casos en el estado se ha llegado a especular rebasan los dos mil, con 600 casos reconocidos en Culiacán.

 

Yo no sé, con este relajamiento de todo en el mes de diciembre, que está haciendo el gobierno del estado, cuando no hay insumos para pruebas de COVID-19, de nuevo los precios están por las nubes en los hospitales privados y los quioscos que hubo en los meses anteriores brillan por su ausencia.

 

Se ha hecho una evaluación del gabinete rochista en las últimas semanas, incluso el gobernador estableció su propio ranking, pero no hay ningún parámetro específico para nadie y por supuesto menos para el propio gobernador, pero ellos ya calificaron.

 

Yo creo que en el sector salud hay un déficit informativo y operativo muy evidente, solamente viendo las medidas de septiembre sobre el cubrebocas, la no advertencia del agudizamiento de las enfermedades respiratorias, la nula opinión ante una vacuna (ABDALA) no certificada y la falta de empatía ante los riesgos de la pandemia y sus letales efectos.

 

Ojalá y el gobernador por lo menos informe a la sociedad qué ha ocurrido al respecto y no volver a imponerse la soberbia, indolencia y el facilismo de siempre del presidente, como ocurrió el 2020. Ojalá.

 

Y a propósito, la vacuna “PATRIA” ¿Dónde quedó?