columna joseluisEn el marco de la nueva ley de educación de Sinaloa, que significa (o debiera significar), la armonización de la ley general de educación del país que se aprobó por allá el 2020 en el congreso de la unión, en cuya reformulación y decreto trabajó arduamente el gobernador Rubén Rocha, quien enfático y categórico en su exhorto al voto del senado para su iniciativa dijo que la nueva ley era para fortalecer la autonomía de las universidades, sobre todo de la intromisión de los gobiernos.

 

Según la iniciativa que se presentó al congreso del estado de Sinaloa para armonizar dicha ley, no contenía los párrafos tercero y cuarto del artículo tercero y la fracción octava del artículo 51 y el artículo 59, y que en ninguna de las fases del proceso legislativo aparecieron, sino hasta señalándose por los diputados del PAS que dicho contenido era contradictorio a la esencia de la ley general y en su contenido constitucional, razones que no se quisieron escuchar por MORENA y su aliado el PRI, al grado que ni tan siquiera procedieron a programar la segunda lectura que establece el trámite legislativo y aplicaron el “ fast – track” de una mayoría oficiosa.

 

La chicanada legislativa, muy al estilo del PRI, dejó en el aire si el gobernador fue parte de esa decisión legislativa o no, cuestión que se dilucidó luego que la publicó en el diario oficial sin proponer ningún cambio.

 

La obra estaba consumada, cuando en otros estados, como la semana pasada ocurrió en Sonora, la armonización de la ley de educación de aquel estado solo se adaptó a la ley general de educación del país, sin pretender ninguna intromisión en ninguna institución autónoma de educación superior, como es el ITSON, por ejemplo. O el caso del volado mediático que se aventó un diputado federal que había presentado una iniciativa para reformar la ley orgánica de la UNAM para introducir el mismo desaguisado legislativo de Sinaloa, siendo desmentido por la dirigencia nacional de MORENA y por la mesa directiva de la cámara de diputados federales.

 

Por lo que parece más bien una iniciativa local en Sinaloa, seguramente avalada por la dirigencia nacional de MORENA, que ya les está redituando sus costos políticos, empezando por la división social que están provocando, por la intolerancia de tratar con las autoridades de la UAS en diálogo de aproximaciones, como existe en toda controversia, por lo que más bien pareciera un linchamiento de un partido político, como el PAS, y un asalto al control de la UAS desde el gobierno.

 

Las dos cosas están mal. El PAS es un partido legalmente registrado y acreditado, mientras que la UAS cuenta con la autonomía universitaria que le otorga la constitución general de la república en su artículo tercero, para autogobernarse y administrarse. Otra cosa es intromisión y violencia a su autonomía.

 

Los invito a compartir la mesa de análisis político que dirige el Dr. Héctor Muñoz los lunes, miércoles y viernes a las 6:30 de la tarde, con la participación de los analistas Fernando Camacho, Leonel Solís, Oswaldo Villaseñor y un servidor. Los esperamos en Facebook dr hector muñoz

 

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