columna joseluis

La suspensión de la precandidatura de Félix Salgado Macedonio para gobernador por MORENA en el estado de Guerrero representa, desde el ángulo que se le mire, una derrota histórica de la cultura del machismo mexicano, que sienta un precedente quizá superior al del “gober precioso”, Mario Marín, quien fue detenido hace dos semanas (después de quince años de estar fugado), simplemente porque se trata del quiebre del poder y su manto protector a un fenómeno denigrante y despreciable que viven las mujeres mexicanas en todos los ámbitos de su existencia.

 

La fuerza de la sociedad, los medios de comunicación y, en especial, las mujeres valientes que se atrevieron a acudir a los tribunales y la opinión pública para denunciar sus agravios, son los pilares de este nuevo rostro que apenas se asoma en México, pero que el hecho de romper los tejidos del poder representa un cambio que augura nuevos horizontes.

 

La decisión de que la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de MORENA haya mantenido el caso abierto y sostenido ante la visión estrecha del presidente López Obrador, hasta llegar el viernes 26 de febrero al fallo que condenó a Salgado Macedonio a dejar de ser precandidato a gobernador de Guerrero y reponer el proceso de selección para rectificar la idoneidad del precandidato, es quizá la decisión más importante que MORENA haya tomado como partido en el poder, y más aún en las condiciones adversas en sus filas como lo hizo.

 

El golpe fue certero a toda la clase política y la burocracia corrupta del sector público, como también en todos los centros de trabajo y todos los hogares del país, porque se anuncia que las denuncias de las mujeres ya no deberán caminar “a paso de tortuga” y mucho menos esconderse e ignorarse.

 

Podrán decir muchos que en ello tuvo también que ver el omnipotente y omnipresente presidente de la república, pero es innegable que la escala del caso Salgado Macedonio ya era un escándalo mundial, al mismo tiempo que catalizaba todas las conciencias del país en la medida que pasaban los días. Resultaba inconcebible que en tiempos de AMLO y MORENA hubiera un ascenso al poder de un gobernador reiteradamente acusado de violación.

 

¿Quién pensaría que esta no sería una piedra más en la lápida de la impunidad en la violencia de género? ¡Nadie, absolutamente nadie! Y por eso crecía como bola de nieve la irritación nacional, al grado que el mismo viernes 26 de febrero más de 500 mujeres y personalidades de MORENA estallaron también, rompieron su silencia y reventaron el supuesto pacto de protección al machismo mexicano que protegía a Félix Salgado, que mucho, muchísimo más allá, era la tapa de la ignominia de esa subcultura tan arraigada en nuestro país.

 

La resolución de MORENA vale mucho, muchísimo más que la gubernatura de Guerrero, la que ya no importa si se pierde después de lo ganado.

 

Enhorabuena para el movimiento por la equidad de género, la libertad y la lucha por la democracia. Esto puede ser un avance cultural insospechado para México.