columna oscarÉl pensaba con la biblia en la punta del rifle.

Annie Campobello

Este 25 de noviembre empieza una de las jornadas más nobles del año: el activismo de todas y todos por erradicar la violencia contra las mujeres. En los últimos años estas jornadas han sensibilizado a estratos sociales cada vez más amplios en Sinaloa y en México. Pero los avances logrados en conciencia en esos sectores sociales son lastimados profundamente por las prácticas violentas de grupos de hombres que viven en el pasado, en pensamiento y en el infeliz cultivo de una relación entre géneros que ve a la mujer en situación de dependencia e inferioridad.

 

Es bueno recordar que, en 1960, un día 25 del penúltimo mes de ese año, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, fueron ultimadas violentamente luego de visitar en la cárcel a un compañero de lucha. La actitud de las tres ante la dictadura de Leónidas Trujillo “el Chivo” siempre fue firme, lo que les valió ser encarceladas en más de una ocasión a dos de ellas y tener vigilancia de la policía política del dictador. Por su incansable lucha el asesinato trascendió las fronteras de la Dominicana y se convirtió en factor decisivo para la caída de “el Chivo”, que gobernó durante 31 años la patria de las Mirabal.

 

En noviembre de 2010 tuve el honor de estar en Santo Domingo, República Dominicana. Por aquel entonces no existía allá un organismo de derechos humanos, Defensor del Pueblo, como se llama a nivel internacional. El Congreso de la Nación y la iniciativa privada de la isla le pidieron al Instituto Interamericano de los Derechos Humanos (IIDH), que les ayudara en la promoción de una Defensoría del Pueblo. El IIDH me invitó como consultor para varias conferencias, entrevistas con los medios y reuniones con personas representativas de la sociedad dominicana.

 

Con ese carácter compartí ese trabajo de promoción para crear una Comisión de Derechos Humanos, con Vittorio Corasaniti y Juan Navarrete, funcionarios del IIDH. Llegamos a Santo Domingo en el marco de los eventos conmemorativos de los 50 años del magnicidio de las hermanas Mirabal, “las Mariposas”. El país había cambiado en algunos aspectos en comparación a 1960. El mismo Trujillo habiendo muerto 49 años atrás, heredó la esencia de su terrible régimen, las intolerancias y las persecuciones a los grupos de oposición. Por mucho tiempo esa fue la odiosa realidad.

 

Aunque los tiempos en que fracasó la rebelión de Francisco Caamaño Deñó (ahora héroe nacional) habían pasado hacía mucho tiempo, en 2010 aún se sentía algún tufillo en el ambiente, de esos que no admiten las conversaciones francas en la calle y en las que se puede hablar mal, sin cortapisas, de la autoridad. Pero había un esfuerzo por construir una nueva realidad. Lo percibimos en nuestro trabajo de promoción de los derechos humanos, en una huelga magisterial que reclamaba se invirtiera en educación el 2.5 por ciento del PIB (la ONU recomienda el 8 por ciento) y las jornadas conmemorativas del L Aniversario de la inmolación de “las Mariposas”. Ellas son las heroínas de su pueblo y un emblema mundial.

 

Hoy, para dar mayor fuerza a las jornadas que van del 25 de noviembre al 10 de diciembre, recordemos que en 1981 se realizó el primer encuentro de mujeres a nivel latinoamericano para denunciar los abusos de género que padecen a nivel doméstico, los problemas en los centros de trabajo y los que enfrentan con el Estado, que incluyen tortura, persecución y prisión por razones políticas. Convocaron un 25 de noviembre, porque la fecha es un símbolo de lucha y resistencia de las mujeres.

 

Tanta dimensión alcanza la causa por la que mueren las hermanas Mirabal y las circunstancias que parió una de las dictaduras más sanguinarias de América, que en 1999 la ONU declaró el día 25 de noviembre como Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. Es uno de los acuerdos más sabios del organismo internacional, que confirma el sentimiento ya arraigado en Latinoamérica y el mundo, en torno a la suerte de “las Mariposas” y de una cultura creciente de mayor respeto a la mujer.

 

En México tenemos muchas cosas que lamentar en el tema de violencia hacia la mujer. Aunque no somos aún un país de estadísticas, con las que contamos es suficiente para darnos una idea del suelo que pisamos y de la senda que nos falta recorrer en materia de igualdad entre mujeres y hombres. De acuerdo a la página de la Fiscalía General del Estado, de las 3 mil 918 personas registradas como desaparecidas, 250 son mujeres. Y en el renglón de homicidios dolosos, las cifras que contiene la citada página nos dicen que en 2021 fallecieron de manera violenta 50 mujeres y este año la cantidad llega a 24. Oficialmente hay una sensible baja. Ojalá se corresponda con la realidad y que se mantenga a la baja. En una o otra circunstancia hay que redoblar esfuerzos en estas jornadas del 25 de noviembre al 10 de diciembre. Que la consigna este año sea profundizar el activismo por la No Violencia Contra la Mujer. Y que ese lema se convierta en parte de nuestro patrimonio cultural. Vale.

 

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