Durante la temporada de lluvias, muchas personas experimentan cambios de humor sin entender del todo por qué. Aunque ver llover puede parecer reconfortante para algunos, para otros puede traer una sensación de tristeza o apatía difícil de ignorar. Este fenómeno tiene una explicación más allá del “mal clima”.

Varios estudios han señalado que los días grises y lluviosos pueden afectar directamente nuestro estado de ánimo, provocando síntomas similares a los de la depresión. La falta de luz solar reduce la producción de serotonina, un neurotransmisor clave para regular las emociones, lo que nos hace sentir más decaídos o con menos energía.
Por eso, además de todo lo que pasa en nuestra vida personal, como la familia, el trabajo o la escuela, el clima también juega un papel importante en cómo nos sentimos cada día. Cosas como la lluvia, el sol o la humedad pueden cambiar nuestro ánimo sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, un día lluvioso puede hacernos sentir un poco más apagados o cansados, mientras que un día soleado puede levantar el ánimo sin esfuerzo.
No todas las personas reaccionan igual ante un día lluvioso. El cerebro está hecho para adaptarse a los cambios del ambiente, por eso cuando el clima cambia, nuestro ánimo y comportamiento también pueden variar. Para algunos, la lluvia puede provocar sensaciones de tristeza o baja energía.
Pero no todos sienten lo mismo, pues hay quienes encuentran en la lluvia y el frío un momento de calma y relajación, mientras otros prefieren la luz del sol y el calor para sentirse con más energía. En realidad, el clima afecta a cada persona de manera diferente, con sus altos y bajos.
Para muchas personas, el sonido de la lluvia puede resultar realmente relajante. Esa especie de “ruido blanco” que genera ayuda a calmar la mente, reduce el estrés y la ansiedad, y crea un ambiente ideal para descansar o concentrarse. Es como si la lluvia ofreciera un pequeño refugio para la salud mental.
FUENTE: mvsnoticias.com