Ahora sí, deben estar curiosos los morenistas, cuando quien debiera estar molesto por la alianza que firmó MORENA con el PAS son el PRI y el PAN, porque están siendo amenazados, resulta que reducen su mundo al tamaño de sus particulares intereses, sin valorar la competencia en la que están inscritos, que se trata de una batalla contra nada más y nada menos que el PRI y el PAN, a quienes pretenden ganar.

Pareciera que ya olvidaron el tránsito que tuvieron el 2018 cuando MORENA y AMLO se aliaron al PT y Manuel Bartlett, con el PES y el grupo religioso que representa, con el antiguo PANAL y la inefable Elba Esther Gordillo, e incluso cuando después del segundo debate presidencial de aquella campaña se pactó el acuerdo con el entonces presidente Enrique Peña Nieto.

La vida tiene mil anécdotas de alianzas políticas y electorales, más entre adversarios, incluso entre enemigos, que se requerirían cientos de páginas para describir unas y otras, pero para aclarar a los miembros de MORENA que se han molestado, y algunos indignado con la alianza de MORENA con el PAS (que por cierto no he escuchado a ninguno de ellos protestar la alianza de AMLO con Bartlett y Gordillo), creo que es suficiente con estos ejemplos recientes del 2018.

Los acuerdos y alianzas no son claudicaciones de nada, son simples compromisos de compartir esfuerzos, espacios y si es posible llegar hasta una agenda política, programática y de gobierno, pues el resultado es mucho mejor.

Seguramente todos los que protestan ya han pasado por circunstancias similares, que pareciera que todo se reduce a un mero problema de intereses. Nadie de los que han abierto su pecho para alzar su voz son novatos y menos neófitos en la política, saben perfectamente que la dirigencia de MORENA dio el paso correcto para sus intereses y los de su candidato a gobernador Rubén Rocha Moya.

Por eso resulta extraña tanta irritación que lleva a pensar en que se trata de un asunto mundano y natural: Las posiciones políticas. No se ve otra razón y, a estas alturas de la película, hasta bochornoso resulta como el caso de “El Cartero II” que imita a Dante Delgado en sus cartas dirigidas a AMLO, cuando le pide a Rubén Rocha que acuda a su púlpito para salvarlo del camino que ha elegido. Bendito sea Dios.

Todo este espectáculo de los sinsabores de la alianza MORENA – PAS me recuerdan un episodio de aquella película chilena que ganó el óscar dirigida por Miguel Littín “Actas de Marusia” (1976), que en un episodio de la misma, cuando los mineros huelguistas toman el control del tren que representaba el único transporte para salir de la región, uno de ellos mata al maquinista y otro que lo ve le dice “la cagaste Troncoso… y ahora ¿Quién tripulará el tren?”. La frase se hizo tan famosa en el mundo como la película y aún perdura, cuando alguien se equivoca… ahora resulta que el candidato a gobernador, Ruben Rocha, le quieren quitar el tren. Habrase visto.

O el dibujo que un día un amigo nos platicó sobre la idiosincrasia del mexicano, cuando comparó a los ingleses, los italianos y los mexicanos ante el espectáculo de “el palo encebado” (vieja práctica pueblerina ya casi desaparecida), que decía “los ingleses lo ven y dejan que todo transcurra sin hacer gestos, los italianos le aplauden, entusiasman y empujan para que suba más, y los mexicanos, si se puede, nos les colgamos de los pies”.

Algo así le pasa ahora a MORENA y Rubén Rocha con la alianza con el PAS. En fin.