columna joseluisEn general, el poder de un gobierno entraña el mínimo elemento del equilibrio, de ser exactos en el decir y el hacer, y tener el carácter suficiente de aceptar los errores precisamente porque de manera constante, en función de tomar decisiones, se cometen muchos errores, por eso lo peor es llenarse de la soberbia de que “es el jefe”, de “él manda” y no se da cuenta que un líder dirige.

 

Por eso resulta extraña, muy extraña, la expresión del gobernador Rocha, con motivo del conflicto de Mazatlán, “que él no discute con sus subordinados” en clara alusión a Héctor Melesio Cuén, como si los conflictos políticos se resolvieran con cadena de mando y no con el talento de la política.

 

Siempre en la vida hay que discutir con todos, y en todo momento, más cuando en un gobierno se tiene atravesado un político atrabiliario como lo es “El Químico” Benítez, que hasta al mismo gobernador le ha “pateado el balancín” e incluso a pretendido descarrilarlo, como ocurrió en la contienda a gobernador.

 

Y no se diga del licenciado Estrada Ferreiro, que busca por cielo, mar y tierra la bendición que le permita cumplir sus propósitos en Culiacán, aunque no cumpla los requisitos, procedimientos y ni siquiera discuta con el gobernador.

 

Por eso resulta lamentable la expresión del gobernador Rocha Moya respecto a Cuén, cuando ha sido su aliado, su compañero y soporte, como para que lo trate con ese menosprecio y absoluta falta de talento político.

 

Los tiempos del actual gobierno no son tan difíciles y cruciales como para que exista tanta tensión, como si hubiese temor del gobernador de sus aliados.

 

Eso es delicado, porque no hay problemas en Sinaloa tales para que el gobierno se crispa y se pierda en algo que, además, se lo heredó Quirino, pero en fin, sea como sea, no es para tanto y menos para lastimarse internamente y pelear.

 

El gobernador debe ser el más humilde de los servidores públicos… con soberbia cualquiera se equivoca.