columna joseluis

El Partido Comunista Mexicano fue el primer partido político en México, producto de un contexto político, social y cultural, que representó los primeros 20 años del siglo pasado, donde se vivió primero de 1900 a 1910 una lucha social orientada contra la dictadura porfirista y que encabezó primero el magonismo con Ricardo Flores Magón y su familia a la cabeza, y para fines de la década emerge Francisco I. Madero con su campaña presidencial para las elecciones de 1910 que prendieron la mecha para la Revolución Mexicana, primero derrocando a Porfirio Díaz y luego la guerra civil que culminó con la constitución de 1917.

 

El anarquismo mexicano, corriente política y filosófica sintetizada en el magonismo viene de las primeras luchas liberales contra el porfirismo a fines del siglo XIX y se convierten en la principal fuerza política a ideológica opositora al porfirismo, tanto que prácticamente se convirtió en un partido nacional que imbuyó sus ideas gremiales, económicas y políticas de las huelgas de Cananea, Sonora, y Río Blanco, Veracruz, huelgas que alcanzaron impactos más amplios que esas dos regiones y tuvieron un sello profundamente nacionalista y de justicia social.

 

Las huelgas de Cananea y Río Blanco son la expresión política y social más crítica a la crisis de la dictadura porfirista que ya resultaba insostenible y que tuvo su debacle en 1910, cuando se da la insurrección que derroca a Porfirio Díaz en marzo de 1911.

 

La revolución mexicana no se puede concebir sin la influencia ideológica y política del magonismo, que mucho antes que Madero organizara su partido antireeleccionista, ellos ya existían organizados como clubes políticos en muchos estados e incluso son los pioneros en introducir armas de Estados Unidos para armar las fuerzas de la revolución, particularmente las huestes de Francisco Villa en Chihuahua.

 

Como tampoco se puede concebir la constitución de 1917 sin esta corriente filosófica y política del magonismo que incidieron bastante en la reforma agraria, como aquel reparto agrario en Tamaulipas que hiciera el general Lucio Blanco en agosto de 1913 en Matamoros, Tamaulipas, que molestó sobremanera al “constitucionalista” Venustiano Carranza que lo mandó a Sonora con el general Álvaro Obregón.

 

El general Lucio Blanco (el “adonis de la revolución”, como lo consideraban algunos), al igual que el sinaloense Rafael Buelna, fueron figuras con pensamientos políticos en la revolución mexicana que se distinguieron por su independencia de todos los jefes, incluidos Obregón, Villa y Carranza, precisamente por sus ideas y ser fieles a la convención de Aguascalientes que pretendió la unidad de los revolucionarios.

 

Lamentablemente no fue así, la disputa continuó y cada vez quedó más claro que a la salida de Porfirio Díaz la disputa fue por el rumbo de la nación, cuestión que se dirimió hasta 1917, plasmándose en la carta magna los pensamientos de esa revolución, muchas promovidas largamente por el magonismo.

 

Conjuntamente con la constitución de 1917, el proceso de pacificación con las diversas fuerzas armadas de la revolución, el resonante triunfo a nivel mundial de la revolución bolchevique en Rusia y la derrota militar y política en la primera guerra mundial del imperio alemán, dándose en esa amalgama de sucesos un ambiente propicio para nuevas ideas como fue el impulso del nuevo partido comunista mexicano en noviembre de 1919, que emergió para continuar la revolución mexicana hacia otro nivel de cambios en el país.

 

El pensamiento más sólido sin duda durante el porfiriato y la revolución mexicana fue el magonismo, aunque había también incipientes brotes socialistas y anarquistas, pero fueron los magonistas en 1906 con la creación del Partido Liberal Mexicano (PLM) y en 1911 el Partido Obrero Socialista (POS).

 

El gran movimiento social (sindicalismo y agrarismo) de la revolución de 1910 a 1917 y el desarrollo de múltiples ideas de quienes hacían la revolución, fueron ese ambiente ideal para las ideas del socialismo y en consecuencia la organización del Partido Comunista Mexicano, quien obtuvo su primer registro legal en 1922, pero se considera el mes de noviembre de 1919 como el momento de su creación.