columna oscar

 

A la memoria de esa pléyade de amigos que se fueron en estos días: El Llanero Solitito, El Macacho, Joel Díaz Fonseca y otros.

Ciudadano presidente Estrada Ferreiro, quiero ser coordinador del Tribunal de  Barandilla. Es cierto que le había dicho que no quería puesto alguno en su administración, pero bien dicen que es de sabios cambiar de opinión. Y yo tengo ahora mis razones para decirle porqué deseo un puesto, y precisamente ese. Sé que es usted sensible a planteamientos de los ciudadanos, en especial de sus amigos, por lo que espero una respuesta a la medida de mis peticiones.

Como usted bien lo sabe, soy un defensor de derechos humanos desde que Dios era chiquito, y por motivos de mi trabajo recibo con frecuencia quejas ciudadanas en contra de agentes de policía y de los jueces de barandilla. Natural es que su servidor y mis compañeros de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, busquemos al coordinador del Tribunal de Barandilla con el fin de buscar un remedio a las situaciones planteadas. Pero se da el caso que localizar al licenciado Misael Obregón, el coordinador, es misión imposible.

Por eso quiero ser coordinador, porque creo llenar todos los antirrequisitos, como el ahora titular. No le veo vocación para ello y yo tampoco la tengo. A él no se le ve por el tribunal a ninguna hora y yo tampoco lo haría, se lo prometo. Su teléfono no contesta cuando urge contactarlo para plantearle las presuntas violaciones a los derechos humanos de los detenidos y abusos de policías. Su servidor tiene debilidad por atender  todas las llamadas que entran al celular, pero le juro por esta cruz bendita que a partir de que proteste como coordinador del Tribunal, no le contesto ni a usted ni a López Obrador.

Le escribo lo anterior por constarme personalmente su preocupación porque cada colaborador suyo le guarde lealtad y sea funcionario que dé resultados. Por algo protestaron guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que emanan de ella, y tan bien la han guardado (en algún cajón del escritorio o gaveta del locker), que ya no se acuerdan de ellas. Yo no haría menos señor presidente. Faltaba más.

Sé que los méritos de quien ahora ocupa la coordinación del Tribunal son insuperables por ciudadanos de a pie como yo, pero no me negará el derecho a soñar. Quiero pensar como sus colaboradores del área que los derechos humanos de quienes llegan a barandilla no merecen la atención, menos su preocupación, aunque reciban un sueldo para cumplir como lo manda el Estado de derecho y nuestros compromisos internacionales. De antemano concluyo que no seré invitado a coordinar el Tribunal de Barandilla, pero que conste que no será porque no acabale los antirrequisitos que ostenta el ahora ausente o desaparecido coordinador. 

Este viernes 8 de marzo, varios eventos públicos reivindicarán el empoderamiento de la mujer. Es el momento de accionar las renuncias necesarias para que ello tenga éxitos. El 8 de marzo es el vértice de todas las luchas y afanes de las mujeres que no se han cruzado de brazos y que han hecho posible las revoluciones que cambiaron a esta sociedad y en donde aún hay deudas por pagar en favor de ellas.

Me da mucho gusto compartir espacio y luchas junto a ellas y que el Congreso del Estado haya abierto una galería donde destacan Norma Corona, Chuyita Caldera de Barrón, Lourdes Martínez Huerta, Clarita de la Rocha, María Isabel Landeros, Elsie Cota y Velina León de Medina. Es el mejor homenaje para cada una de ellas y para el género. 

Con orgullo puedo decir que fui compañero de generación de María Isabel y de Lourdes Martínez Huerta en la lucha universitaria (la primera persona desaparecida por motivos políticos en Sinaloa), que estuve desde el primer momento junto a las Madres con hijos desaparecidos que encabezó doña Chuyita y que acompañé a Norma y a otros compañeros en la fundación de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa. Me alegro por su reconocimiento al igual para la coronela de la Revolución, Clarita. A quien conocí en casa del sargento Primitivo Ochoa, veterano también. Lo mismo digo para la maestra Velina y para Elsie. Espero que la alegría  el orgullo de muchos por esta noticia nos lleve a una mayor consecuencias en nuestros actos. Vale.

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