columna joseluis

 

Es curioso como la vida política cambia tan solo por la posición que ocupas, como si cambiar de posición fuera un maná que te transforma y te convierte en otro, como ha ocurrido con muchos, incluyendo al gobernador Quirino Ordaz y al mismo presidente Andrés Manuel, que se cree factótum de todo y dueño de la verdad absoluta, al que hay que creerle y apoyarlo en todo como si fuera el mesías.

 

 

Ya les pasó a muchos después de haber constituido y hasta encabezar verdaderas mafias de poder, como el cacicazgo sindical del sindicato del SNTE, quizá el más grande del mundo, incluido su aparato de choque la CNTE, su brazo izquierdo, o el caso de “Napito” (Napoleón Gómez Urrutia) que en el sindicato minero hizo y deshizo, como su padre, Napoleón Gómez Sada, apropiándose de 54 millones de dólares que le correspondían a los mineros de Nacozari y Cananéa en Sonora, por la venta de las minas de cobre al sector privado por parte del gobierno; y los casos de decenas y decenas de personajes, grupos y partidos, que hacen “chiquitos” a muchos de los que denostan tan rabiosamente las huestes amlovistas.

 

 

Un caso especial es el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, quien ha resultado un sorprendente personaje aliado de AMLO, que ha dejado a muchos con la boca abierta y a más con un montón de dudas y preguntas sobre esta melosa y cálida relación entre presidente y gobernador.

 

 

Hasta ahora no hay nadie que la explique y muchos traducen la relación como un acto de inteligencia política del gobernador de Sinaloa, producto de quién sabe qué propiedad abstracta del político sinaloense, pero que, como dijo el expresidente Calderón, “haiga sido como haiga sido”, hoy Quirino Ordaz es quizá el gobernador del país más consentido del presidente de la república.

 

 

Quién sabe qué habrá sucedido, pero Quirino Ordaz, en su meteórica carrera, hasta hoy sus luces y alcances han sido limitados y en un inicio usado como ariete contra la clase política del PRI sinaloense, cuando fue impuesto como “candidato de unidad” del PRI, aquel mes de enero del 2016.

 

 

Después realizó una campaña gris y mediocre, que si no ha sido por la operación a su favor de todo el malovismo priista y otras maniobras como el candidato “independiente” o el candidato “empresario” del PRD, solo le dieron una ligera ventaja sobre Héctor Melesio Cuén, suficiente para ungirlo como gobernador entonces.

 

 

Con un gobierno insípido en el 2017 y luego el 2018, cuyo principal mérito fue ayudar a derrotar al PRI, aparece después del 1° de julio, primero con una gran ofensiva legislativa contra el futuro grupo mayoritario de MORENA, legislando al vapor y reformando leyes a modo con una agónica mayoría del PRI que así se despedía.

 

 

A partir de entonces, le llegó luego la visita del presidente electo, resultando el segundo gobernador que visitaba en el país y ya como presidente en funciones AMLO visitó en primerísimo lugar a Sinaloa, arropando en todo momento al gobernador de Sinaloa, incluyendo insultos de López Obrador a los críticos del gobernador.

 

 

En ningún momento ha habido nada nuevo de propuestas, proyectos de inversión, compromiso alguno de algún plan de impacto nacional aquí en Sinaloa, sino que ha sido simple zalamería política que nadie explica la razón como no sea la sospecha de la entrega total a AMLO desde mediados del 2017, cuando el jefe de asesores del gobernador Quirino Ordaz, el profe Rubén Rocha, se “destapó” para incorporarse a MORENA y candidatearse a senador, luego el resultado electoral con la votación de MORENA más alta del país proporcionalmente y con ello el avasallamiento del PRI y todos los demás partidos, sin embargo persisten las preguntas ¿Cuál será realidad? ¿Operó Quirino Ordaz o quién?