columna joseluis

 

Cuatro procesos político – partidista se mueven en el país hoy en día y todos al parecer adolecen de la debilidad de sus definiciones en un contexto en el que al parecer se camina por parte de AMLO a una debacle y quien sabe de qué tamaño sea su derrota.

El más reciente de todos, la convocatoria del PRD a construir un frente político nacional anti AMLO, con la suma de grupos que no han sido capaces de cubrir sus requisitos para solicitar su registro nacional como partido, incluso que no han sido capaces de la mínima identidad ante la opinión pública nacional.

A todas luces el proyecto del PRD aparece como una alternativa sumamente limitada en cuanto a convocatoria y reducida su propuesta política. Y lo es más aún si se revisa el resto de los procesos que los asemeja al mismo PRD en esas debilidades.

Empecemos con el caso del PRI, que no atina sobre qué discutir como no sea el lugar común de construir un nuevo partido político con los atributos de lo que antes fue, sin ninguna idea de lo que pretenden hacer y ser en el futuro inmediato, como si no tuvieran ningún compromiso con nadie, más que consigo mismos.

O el PAN, que de manera estoica resistió la embestida de AMLO – MORENA el pasado 2 de junio, en los seis bastiones donde gobierna y a duras penas sobrevivió pese a haber perdido Baja California y Puebla, aunque se mantuvo como el partido más votado de todos en la elección.

Se puede decir que el PAN resistió y emergió como el partido opositor a MORENA, pero no fue categórico por su falta de contundencia y la desfigurada propuesta en los distintos estados.

El caso más dramático y preocupante quizá sea el de MORENA, que sobrevive a la inercia de AMLO, sin liderazgos estatales y nacionales, con una amalgama de fuerzas tan disímbolas que muchas veces no se sabe qué va a pasar con ellas y parece que todas esperan que las cosas le salgan bien al presidente, para acompañarlo el 2021 en su campaña de revocación de mandato.

En síntesis, no se puede hablar de que exista un proyecto claro, definido y con rumbo, pareciera que todos están dando “palos de ciego” y son arrastrados por la inercia del poder, que si no se recapacita por todos, todos pueden ir al barranco.

Es obvio que AMLO y su gobierno han entrado en una crisis de gobernabilidad, donde se están rompiendo amarres en el sector económico, en la relativa estabilidad social, en la inseguridad y que lo único que se sostiene son los acuerdos de gobierno presidencia – estados como el bastión más sólido.

Al final, todos apuntan a concluir un año después de la insurrección electoral del 1° de julio del 2018 y hasta ahora nadie atina qué medidas proponer para que aquella catarsis política del año pasado no se diluya ni se pierda y mucho menos derive en frustración y decepción.

Lo peor que puede ocurrir es la emergencia de una “quinta columna” que representa la convocatoria que ya está circulando como es la del movimiento anti AMLO para el 30 de junio en todo el país y el extranjero, que si fructifica puede derivar en lo que fue “la quinta columna” en la guerra civil española: un gran desaguisado.