columna jorge luis telles circular

 

= Conforme a las reformas impulsadas por Quirino

 

= Habrá un distrito por cada 169 mil habitantes

 

= De 40, solo quedarán 30 diputados en la cámara

 

= Culiacán, de nuevo el ganón, con 6 legisladores

 

Por si ya lo olvidó, amigo lector, no estaría por demás recordarle que la sexagésima cuarta legislatura del Congreso del Estado, sí la que arrancará el primero de octubre de 2021, contará con 30 diputados en lugar de los 40 de la actualidad, como consecuencia de las modificaciones a la Constitución Política de Sinaloa que en materia electoral promovió el hoy gobernador Quirino Ordaz Coppel. De esos 30, 18 llegarán por el camino de la mayoría y 12 por el de la representación proporcional.

De hecho esta reforma debió haber entrado en vigor junto con la legislatura actual – como si aconteció con el recorte a los cuerpos de regidores de los 18 ayuntamientos de la entidad -; sin embargo, algo extraño aconteció que el Poder Ejecutivo postergó lo de la disminución de diputados, en complicidad abierta con el Legislativo. Digo, por favor, no se entiende otra cosa.

Así, serán 18 diputados de MR y 12 de RP, para sumar los 30. Hoy día son 24 y 16, respectivamente, para un total de 40.

Lo anteriormente expuesto quiere decir que por segunda ocasión, en un periodo no mayor de tres años, el cuerpo técnico del Instituto Nacional Electoral tendrá que venir a acampar a Sinaloa para realizar una nueva redistritación y dar paso a que la reforma de Quirino se aplique para los comicios constitucionales del 2021.

Y lo que son las cosas.

Sinaloa vivió largos años con sus distritos inalterables, bajo la premisa constitucional de que cada uno de los 18 municipios, por más pequeño que fuese o por mínima que hubiese sido su población, tendría derecho a un representante en el Congreso del Estado. Bajo este esquema, el municipio de Culiacán tenía 4 diputados; 2 el de Mazatlán, 2 el de Ahome y 2 el de Guasave. Y los 14 restantes, uno cada uno.

A lo largo de la historia moderna, hubo muchos intentos por modificar el mapa distrital, con el argumento de que favorecía enormemente al Partido Revolucionario Institucional y que por eso siempre tenía asegurada la mayoría en la cámara de diputados. Al tiempo, los partidos de oposición al PRI, comenzaron a ganar los distritos pequeños – junto con sus respectivos municipios – y esto los llevó a un cambio de opinión. Jamás volvieron a tocar el tema en el parlamento sinaloense.

Sin embargo, a la transformación del INE (alentada curiosamente por el presidente Enrique Peño Nieto), el organismo fue dotado de facultades extraordinarias y plenipotenciarias. El Instituto Nacional Electoral decidió, entonces, que el mapa distrital se basaría en un determinado número de habitantes por distrito y así ocurrió.

Los del INE, quizás usted lo recuerde, repentinamente se sintieron con más poder y más facultades que el propio presidente de la República.

Y así vinieron a Sinaloa.

Y también fueron al resto de los Estados del país.

Y cambiaron todo, sin tolerar ninguna protesta en este sentido. Y lo hicieron en un abrir y cerrar de ojos, cuando esto fue un tema entre partidos políticos, encriptado durante larguísimos años.

Bajo este esquema, de repente, el municipio de Culiacán vio crecer de 4 a 7 su representación en el Congreso del Estado; Mazatlán, de 2 a 4; Ahome, de 2 a 3 y Guasave se quedó con sus mismos 2. Y muchos municipios ya no tuvieron diputado. Bueno, sí; pero uno solo, para dos, tres o hasta cuatro municipalidades, según su población total.

Con esta misma idea, los del INE volverán a Sinaloa, en el curso del presente año o a mediados del entrante.

El mapa se achica de 24 a 18.

Y si la población de nuestro Estado es de 3 millones 50 mil habitantes, según los registros del INEGI al 31 de diciembre próximo pasado, esto quiere decir entonces que el Congreso del Estado tendrá un distrito por cada 169 mil 464 sinaloenses. Digo, si Pitágoras no era un charlatán.

Así las cosas, si cerramos cifras, el municipio de Culiacán, que ya se aproxima al millón de habitantes, tendrá 6 diputados; Mazatlán, 4; Ahome, 2 y Guasave 1, con posibilidad de extenderse territorialmente hacia los municipios vecinos, que no alcanzarán el cociente citado.

Entonces:

Choix, El Fuerte y parte de Ahome, harán un distrito, con posible cabecera en El Fuerte; Uno más, entre Sinaloa y Guasave; Angostura, Salvador Alvarado, Mocorito y Badiraguato, otro; Elota, Cosalá, San Ignacio y parte de Mazatlán, uno más y en un quinto más se acomodará Escuinapa, Concordia, Rosario y alguna pequeña parte de Mazatlán.

Esto, hay que decirlo, es solo un bosquejo de proyecto elaborado por un columnista en el ocio. El bueno, el definitivo, el legal, lo elaborará personal calificado del Instituto Nacional Electoral, llegado el momento.

El criterio rector, insistimos, es el de la aplicación del cociente que resulta de dividir el total de la población (3 millones 50 mil 355) entre 18 distritos y esto da 169 mil 464.

Y a meter municipios dentro de esa cantidad.

Según las consideraciones del INE hay otros factores a tomar en cuenta como lo es una adecuada conectividad entre los municipios; costumbres semejantes y hábitos similares, a fin de que el representante de ese distrito en el Congreso, no sea propiamente un extraño en los municipios de los que no es originario, situaciones que hacen de esta una tarea confusa, compleja y nada fácil.

Cuestión de recordar, para no ir muy lejos, las reacciones adversas provocadas por la redistritación realizada por el INE hace cosa de tres años. Pocos satisfechos; pero, en fin, tuvieron que acatar la disposición porque sencillamente no quedaba de otra.

Entonces, el escenario que se visualiza será similar o si mucho me apura, tantito peor.

Los municipios, de acuerdo, no se quedarán sin representante en el Congreso del Estado. Lo tendrán, independientemente del partido al que pertenezca; pero con el riesgo de ser un ilustre desconocido y ajeno a las inquietudes no de una sino de varias municipalidades.

Tema interesante que, quiérase que no, da para mucho y el que abordaremos después. En su oportunidad.

¿Sale?

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